Aún no se ha cansado de reclamar algo más de visibilidad sobre un universo creativo que ha acabado por dominar su vida; una rutina que gira en torno a los sueños corporales que imagina en la piel de "TenerifeDanzaLab", un proyecto del laboratorio coreográfico residente del Auditorio de Tenerife que esta semana, los días 23 y 24 de enero, volverá a poner en escena el espectáculo "Liveland".

Helena Berthelius, coordinadora de "TenerifeDanzaLab", no se ha apartado ni un solo milímetro de la idea con la que inició esta aventura en 2006. "Seguimos trabajando con el único propósito de mejorar e incrementar la comunicación entre la obra artística y el público", comenta la bailarina, coreógrafa y profesora sueca. "Las líneas de actuación de TenerifeDanzaLab son las mismas, es decir, el reto es crear un producto con unos contenidos pedagógicos, sociales y artísticos", refuerza sobre un esquema, que en el caso de "Liveland" perfecciona a diario -con unas ocho horas de ensayos- con los bailarines Laura Marrero, Paloma Hurtado, Sara Martín, Daniel Morales y Rubén A. Fernández, quien, a su vez, es el responsable de la coreografía aérea de "Liveland".

"Este es el primer espectáculo creado conscientemente en nuestro laboratorio para un público que va desde los cinco años en adelante", puntualiza una artista afincada en la isla de Tenerife desde la década de los 90 que se formó como bailarina en el Teatro Principal de Malmö. "Estos semilleros, invernaderos o laboratorios coreográficos (ríe) que se han creado en España tienen como finalidad descubrir nuevos lenguajes artísticos y generar espectáculos que puedan incorporarse a un circuito nacional. En ese sentido, el objetivo de TenerifeDanzaLab siempre ha sido darle la misma importancia a todo el proceso, no solo buscar una proyección pública de forma inmediata. Queremos presentar a la audiencia espectáculos amables e insistir en el mensaje de que la danza contemporánea es mucho más potente que lo que han visto algunos en ella en los últimos años. Generar un diálogo con el público es importante para medir nuestra creatividad", dice Helena.

Helena Berthelius es consciente de que todavía "quedan miedos y un cierto rechazo hacia la danza contemporánea aún por derrotar". El riesgo de no comprender lo que está pasando en el escenario es algo que, a juicio de la profesional formada en el Balettakademien y en el centro Mudra de Bruselas, es algo que se ido normalizando a medida que el laboratorio se ha adaptado al tejido cultural tinerfeño, ya que en "la actualidad los espectadores tienen más herramientas para responder a las preguntas que se hacen cuando se enfrentan a una obra", explica respecto al desarrollo de una mejor capacidad de observación y reflexión. "Ha sido un proceso lento, pero estable", incide.

Berthelius cree que una de las virtudes de "TenerifeDanzaLab" es que todos sus procesos creativos están abiertos a la opinión, es decir, que antes de mostrar una pieza en público hay un margen para recoger alabanzas, críticas y pistas que puedan contribuir a un acabado casi perfecto. "Esto nos ayuda muchísimo a no ser endogámicos y, además, impide que nos estemos mirando el ombligo de forma innecesaria", argumenta la coordinadora del laboratorio coreo gráfico que reside en el Auditorio de Tenerife.

En un ciclo en el que el modelo de producción clásico se ha quedado obsoleto, Helena Berthelius considera decisivo generar flujos de intercambios artísticos. "Ya no hay dinero para pagar grandes proyectos y, por lo tanto, hay que ser más imaginativos y buscar alianzas que permitan la viabilidad de un proyecto", concluye.