El simple hecho de recitar santuarios tan ilustres para el ballet clásico como el Mariinskiy, el Ermitage, el Mikhailovskiy o el Bolshói es sinónimo de calidad y belleza, dos ideas que Olga Shuvalova, presidenta de la Asociación Cultural Alianza Rusa en Canarias, resumió en una idea: "Si quieren ver un gran ballet, oír una música fantástica y disfrutar con un vestuario increíble tienen que acudir este fin de semana al Auditorio de Tenerife", destacó en referencia a los dos programas que van a interpretar los integrantes de los Virtuosos de la Danza de San Petersburgo el sábado (20:00 horas) y el domingo (17:00 horas) en la Sala Sinfónica del espacio cultural santacrucero.

La magia que destila el ballet de la escuela rusa es comparable con el magnetismo que pueden sentir los lectores hacia Antón Chejóv, Fiódor Dostoyevski o León Tolstói. En esa misma línea se movió el discurso de Olga Romashchenko, directora del Centro Internacional de Desarrollo de la Cultura Rusa de San Petersburgo, quien admitió lo enriquecedor que continúa siendo poder ver en directo "El lago de los cisnes", "El Cascanueces" o "La bella durmiente". Y es que esta gestora cultural está convencida de que "la danza es una de las mejores tarjetas de presentación de la sociedad rusa".

Además de los tres clásicos ya mencionados, los espectadores que acudan al Auditorio de Tenerife serán testigos de otros fragmentos coreográficos que conforman la "columna vertebral" de piezas como "El corsario", "Don Quijote", "Scheherazade", "Giselle", "Chopiniana" y "La Bayadera". Tanto Romashchenko como Shuvalova calificaron esta propuesta como "familiar -habrá un descuento especial para los niños- que pretende ser de utilidad para abrir futuras colaboraciones estratégicas con la Isla", afirmaron las rusas en presencia de Cristóbal de la Rosa, consejero responsable del área de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife".

Solistas formados en las instituciones coreográficas más prestigiosas de San Petersburgo integran la nómina de artistas que se han desplazado a Canarias; una nómina en la que aparecen los nombres de Ilmira Bagautdinova, una bailarina moldeada en la Academia de Ballet de Agripina Vaganova, Elena Ivashko, en la actualidad profesora de la Escuela de Ballet de San Petersburgo; Ilya Zabotin, ex alumno de la Escuela Ufa, que lleva el nombre del gran Rudolf Nureyev; Dmtrii Zavalishin, integrante y solista del Teatro Mariinkly y del Russkiy Ballet, o Denis Aliev, en estos instantes solista en el Teatro de la Ópera y en el Ballet del Conservatorio de San Petersburgo Rimskiy-Korsakov.

Ilya Zabotin, uno de los primeros bailarines del Rimskiy-Korsakov, reconoció el peso que tiene la tradición coreográfica en su nación antes de elogiar la belleza del espacio arquitectónico en el que se van a desplegar los dos programas: "Somos conscientes del legado histórico que recibimos de la gran escuela rusa", añadiendo que "el lenguaje clásico nunca va a morir y, por lo tanto, siempre hay margen de sobra para recuperar los grandes ballets, pero hoy tenemos que buscar programas más vanguardistas en los que existan distintos elementos de fusión".

Elena Ivashko, bailarina con un recorrido internacional en países como Alemania, China, Francia, España y Grecia, discrepó con su compañero de escena (Ilya Zabotin) sobre la defensa de las formas más clásicas. "En muchos países lo moderno está empujando fuera de la escena a los programas clásicos y eso es algo que no se puede permitir el mundo de la danza", avanzó sobre el trabajo pedagógico que se ejecuta en la escuela -en esta gira participarán varias jóvenes promesas- en la que ella trabaja. "No es bueno que algunos pierdan de vista las raíces de la danza clásica", apostilló.

Ivashko, que conoce al público de Tenerife gracias a una experiencia anterior que vivió en la Isla en otoño de 2013, cree que "esta audiencia es agradecida y transmite una energía especial que es determinante para poder realizar bien nuestro trabajo", resumió en su última intervención. El punto y final lo puso Olga Romashchenko con una reflexión de gestión cultural. "Este año, quizás, tenemos un poquito menos de dinero por las Olimpiadas de Sochi, pero nadie se plantea recortes cuando hablamos del Bolshói".