El tenor italiano Andrea Bocelli está convencido de que el mundo de la ópera debe adaptarse a la situación generada por la crisis económica actual, aprender a vivir sin ayudas oficiales, regresar a los costes que afrontaba en la época de Verdi y, sobre todo, hacer que sus teatros brillen "con luz propia".

Así lo ha asegurado Bocelli en una entrevista con EFE con motivo de su estancia en Valencia para grabar, a las órdenes de Plácido Domingo y con la Orquestra de la Comunitat Valenciana, una nueva versión de la ópera "Manon Lescaut" para un sello discográfico.

Desde la última semana de enero, el Palau de les Arts Reina Sofía ha sido testigo del encuentro musical entre Domingo, quien ya grabó como intérprete esta obra de Puccini hace ahora treinta años, y Bocelli, orgulloso de haber podido trabajar bajo la batuta de uno de sus ídolos desde la infancia y en una de sus obras más queridas.

Precisamente ha sido esta la ópera suspendida en el Palau de les Arts a raíz del desprendimiento, a finales de diciembre, de parte del "trencadís" de la inmensa cubierta del coliseo diseñado por Santiago Calatrava, que ha obligado a retirar por completo su revestimiento cerámico y a trabajar contrarreloj para estrenar, el próximo día 23, su temporada 2013-2014 con "L''italiana in Algeri", de Rossini.

"Tanto el amor que tengo por ''Manon Lescaut'' como mi amistad con el maestro Domingo tienen raíces muy antiguas: de pequeño escuchaba esa ópera y al maestro Domingo en la radio", recuerda el tenor invidente nacido en la Toscana en 1958, que ha vendido más de 70 millones de copias desde que hace veinte años debutara como cantante melódico en el festival de San Remo y se convirtiera en un superventas global al alternar la canción melódica con la ópera.

Por eso se muestra tan satisfecho de haber regresado a este género: "Mi pasión, mi corazón estará siempre en la ópera. Es algo que amo desde que era pequeño, pero también me gusta tomarme un descanso y dedicarme a la música contemporánea, que va también a un público amplio y es una forma de iniciarlo en la ópera".

Y es que el bel canto es lo que mayor recompensa le ha dado en su vida artística: "Da mayor satisfacción aquello que surge de un gran sacrificio; preparar una ópera es lo que más trabajo conlleva. Estudiarla, aprendérsela de memoria, trabajar el personaje... Requiere mucho esfuerzo y dedicación".

Bocelli, quien defiende la importancia del disco físico aunque reconoce el valor de otros formatos más actuales, afirma que el mundo de la ópera deberá adaptarse a los cambios que ha provocado la crisis económica actual, como parte de la sociedad misma que es.

"Principalmente -advierte-, creo que deberá dedicarse al ''marketing'', reforzarse" y adoptar "cambios importantes a nivel estructural y organizativo".

A su juicio, "no se puede seguir pensando que los Estados, como han hecho en el pasado con las subvenciones, vayan a mantener el mundo de la ópera, los teatros. Sería ideal pero es muy difícil pensar que pueda seguir así. De hecho, los teatros tendrán que aprender a brillar con luz propia, bajar los costes y mantener la calidad".

Y esos costes, aconseja, son "los que se han ido añadiendo con el tiempo, que no existían en la época de Rossini, Verdi o Puccini".

"Hay que aceptar que el mundo cambia, esté de acuerdo o no", señala el autor de discos melódicos como "Romanza", "Amore" o "Passione" y que ha grabado ya, entre otras óperas, dos de Puccini, "La Bohéme" y "Tosca".

"Hay que ser valiente y no tener miedo a los cambios, que suceden con una lógica y hay que aceptarlos. Hay que encontrar la armonía: el mundo no se tiene que adaptar a nosotros sino nosotros a los cambios", responde al ser preguntado por cómo debe cambiar un artista superventas como él al nuevo modelo de consumo musical.

"Me doy cuenta -confiesa- de que el mundo discográfico ha sufrido una gran crisis y no creo que haya vuelta atrás, a como se vendía antes".

¿Y hay cantera para la ópera del siglo XXI? En su opinión, solo para aquellos jóvenes que estén completamente convencidos de querer dedicar su vida a un mundo "tan difícil" y prepararse para, quizá, un regreso progresivo del público a los teatros para escuchar obras de este género, una de las consecuencias que para este tenor puede tener el progresivo abandono del disco como formato clásico.

Para este colaborador de Celine Dion, Marta Sánchez, Cecilia Bartoli, Sarah Brightman, Dulce Pontes o Laura Pausini, esa vuelta a las óperas supondría devolver al público una "actividad de entretenimiento de los domingos", en la que pasar el tiempo y enriquecerse culturalmente.