Todos coinciden en un punto: Isaac de Vega seguirá ligado a nuestras vidas. A pesar de la crudeza que siempre envuelve a la muerte, sus amistades prefieren recordar sus textos, su compromiso literario, su honradez como escritor, los instantes que compartieron con el maestro... "No soy amigo de realizar estas semblanzas necrológicas. Sobre todo, porque lo que he tenido que decir de la obra de Isaac de Vega ya se lo dije en vida... En cualquier caso, me voy a apropiar de un verso ajeno (Odysséas Elýtis) con el que quiero dar forma a la siguiente reflexión: Para mí Isaac siempre estará vivo... Para que la muerte no tenga la última palabra", dijo el poeta, periodista y crítico literario Sabas Martín en torno al fallecimiento del granadillero.

Martín, entre otras muchas virtudes literarias, destacó de Isaac de Vega "el ímpetu que exhibió a la hora de construir lo que se denominó la metafísica de lo insular canario... Esa indagación hacia lo interior es digna de admiración", elogió antes de rendirse a sus "complejidades poco transitadas... Su habilidad para buscar un equilibrio entre la vida y la muerte, la ciencia y la intuición o lo interior y lo exterior conceden a su obra unos niveles que ensancharon el realismo tradicional que sí que estaban presentes en las bases galdosianas del siglo XIX", puntualizó antes de exaltar la "honestidad y la coherencia de un escritor que nunca hizo caso a los cantos de sirenas de los cenáculos literarios en los que sí estaban los que perseguían premios o una rentabilidad comercial más o menos rápida. Isaac de Vega siempre escribió en soledad lo que necesitaba escribir", concluyó.

Cecilia Domínguez no modificó demasiado el "retrato emocional" que hizo Sabas Martín, pero introdujo un aspecto que ha resultado clave en su larga trayectoria literaria. "Cada vez que escribía algo que yo consideraba que se podía publicar le daba a Isaac la opción de que lo revisara, que lo criticara, que le diera una vuelta...", desvela la escritora y licenciada en Filología Hispánica. "Su visión crítica me ha hecho mejor escritora porque, entre otras cosas, todo lo que he aprendido en esta profesión se lo debo a él", argumentó la novelista orotavense. "Isaac ha sido un referente en mi vida tanto por lo que había dentro de sus libros como por la generosidad que desprendía como ser humano... Un maestro; Isaac de Vega es pilar fundamental de la cultura canaria junto a su gran amigo Rafael Arozarena; dos genios que habitaron una sola alma".

Asistente habitual de las tertulias literarias del Arkaba, encuentros que presidían Isaac de Vega y Rafael Arozarena, Cecilia Domínguez insistió en defender la idea de que "a pesar del vacío que se ha originado con su adiós, Isaac no ha muerto", declaró a EL DÍA en el transcurso de una breve conferencia de prensa que finalizó destacando que "la coherencia y la honestidad con su obra siempre fue un valor que cuidó mucho Isaac".

Para Juan Andrés Herrera, escritor y fundador del sello literario Neys Books, "no es una casualidad que Isaac de Vega hubiera recibido el Premio Canarias de Literatura, ni que la marea Ferasiana a la cual pertenecía junto con otros autores como Arozarena, fuera, hasta hoy, un referente en las letras de todo el mundo", afirmó el editor antes de ubicar su producción en un plano estelar. "Su desaparición nos deja huérfanos de un padre que rehuía de la literatura realista, que se atrevió a desafiar a su tiempo, que nos entregó un universo literario dotado de existencialismo, lejos de aquellas obras sociales que en ocasiones nada tenían que ver con el mundo que rodeaba a Isaac", argumentó Juan Andrés Herrera.

Víctor Álamo de la Rosa, una de las voces literarias más valoradas del Archipiélago, manifestó sobre esta gran pérdida del miembro de la Academia Canaria de la Lengua "que siempre destaco la singularidad de la narrativa de Isaac de Vega, ya desde su primer cuento, publicado en 1950, y desde la famosa novela Fetasa, de 1957, porque Isaac se decantaba por una confrontación con el realismo imperante en la literatura española, ese realismo costumbrista, garbancero y literariamente pobrísimo", analizó en una primera valoración y cerró con un agradecimiento. "Isaac se coloca en la avanzadilla de una narrativa nueva, original, excéntrica, que bebe de las extrañezas de Kafka para después aplicarse a un simbolismo muy canario, aquello que de fantástico pueda haber en la insularidad y en las especificidades del paisaje canario".

Álamo de la Rosa está convencido de que "la originalidad de su obra ha perjudicado su celebración allende nuestras fronteras, pero no me cabe la menor duda de que podemos presumir de que tenemos en Canarias a uno de los narradores más peculiares y sorprendentes de la segunda mitad del siglo XX", concluyó.