La escritora y editora catalana Ana María Moix falleció ayer en Barcelona a los 66 años de edad. Moix, hermana menor del ya desaparecido Terenci Moix y que llevaba años luchando contra un cáncer, será incinerada en una ceremonia que tendrá lugar mañana.

Señalada como una de las principales voces literarias de la llamada "gauche divine", Moix era la única mujer incluida en la antología Nueve Novísimos españoles, junto a figuras de la talla de Josep María Castellet o Pere Gimferrer. Su obra abarca diversos géneros, como la novela, la poesía, la literatura infantil y el ensayo, además de haber cultivado la traducción y la edición.

Ganadora en 1970 del Premio Vizcaya de Poesía con "No time for flowers" y en 1985 del premio Ciudad de Barcelona con "Las virtudes peligrosas", en el año 1995 obtuvo este galardón de nuevo con la obra "Vals negro".

La editora y poeta desarrolló toda su carrera literaria en lengua castellana y estuvo vinculada a intelectuales de izquierdas de la Barcelona de la década de los sesenta y setenta.

La escritora barcelonesa nació en Barcelona en 1947 y comenzó a escribir a los trece años: a los diecinueve puso en marcha su actividad literaria propiamente dicha con obras comprendidas entre poesía, narrativa y ensayos.

En poesía destacan su obras "Baladas del dulce Jim" (1969), "Call me stone" (1969), "No time for flowers" (1971), "A imagen y semejanza" (1983), "Julia" (1970), "Veinticuatro por veinticuatro" (1973) y "Walter, ¿por qué te fuiste?" (1973).

En narrativa publicó entre otras "Walter, ¿por qué te fuiste?" (1973), "La maravillosa colina de las edades primitivas" (1981), "Los robots"/"Las penas" (1982), "Las virtudes peligrosas" (1985), y "Miguelón", versión infantil de "El cantar del Mio Cid" (1986).

En su obra literaria también destaca el ensayo "Mara Girona: una pintura en libertad" (1977). Su producción ha conjugado la prosa, la poesía y los artículos periodísticos. Moix ejerció la crítica literaria en distintos medios culturales. Desde 1973 hasta 1974 mantuvo un silencio literario, durante el que se dedicó a la traducción de libros y a escribir artículos periodísticos para diversos medios de comunicación.

En enero de 1986 presentó su obra, un libro de cinco narraciones largas, "Las virtudes peligrosas". Ese mismo año recibió el Premio Ciudad de Barcelona. Ana María Moix había declarado que Rosa Chacel era la escritora que más la había influido en ella y con la que mantuvo una asidua correspondencia reflejada en su obra "De mar a mar: epistolario Rosa Chacel-Ana María Moix" (1998). Para Ana María la literatura era "un tejido que se va tejiendo a lo largo de los siglos y que para nosotros comienza en Homero.

La periodista y escritora Maruja Torres, amiga personal de Ana María Moix, dedicó ayer un sentido adiós: "Lloradla si queréis pero, sobre todo, leedla". En su blog, Torres recordó que fue amiga "de adolescencia, de juventud, de madurez y de esto que podríamos llamar vejez". Las últimas semanas, comentó, fueron muy dolorosas, aunque dieron a quienes la quisieron "grandes ratos de compartir recuerdos, de amistad y de risas".

"Sí, de risas, porque Ana detestaba la compasión y, a fuerza de inteligencia e ironía -a veces muy cruda- descargaba todo sentimentalismo", explicó Torres, quien destacó que Moix fue "lúcida, clara y rebelde hasta el fin", concluyó.