"El teatro que hacemos nosotros está dirigido a todos los públicos, es para todo el mundo", resume la actriz y directora del grupo tinerfeño Timaginas Teatro, María Rodríguez, compañía que hoy pondrá en escena el montaje infantil "Una de piratas", en el teatro La Strada, ubicado en la Gran Vía madrileña, con la intención de recaudar fondos para ayudar a mejorar la situación de exclusión que viven las mujeres indígenas guatemaltecas.

Esta función, que ha sido organizada por la fundación para la cooperación internacional al desarrollo, CODESPA, con motivo del Día Internacional de la Mujer, responde al espíritu solidario que preside la filosofía de la compañía tinerfeña, academia fundada en 2009 y especializada en la difusión del teatro clásico español, especialmente entre los jóvenes.

"Una de piratas" propone en escena una serie de situaciones disparatadas y divertidas, con un humor muy cercano a los más pequeños. Para ello echa mano de bailes, coreografías en las que el público interactúa con los actores. El protagonista de esta pieza es un niño de diez años que encarna el papel del capitán Bramante. Es un montaje rápido, con un lenguaje sencillo y lleno de ritmo.

"Nosotros también utilizamos el teatro con fines solidarios y nos propusieron esta posibilidad de representarla también para contribuir a la alfabetización de las mujeres de Guatemala y también que puedan acceder a créditos y nos pareció bien", aclara María Rodríguez, que junto a Armando Jerez son los ductores de la compañía y de la academia que dirigen desde hace ya un lustro.

"El teatro tiene un montón de fines sociales en los que la gente no piensa normalmente. Esta es una función para niños hecha por un niño. Esta función, que es muy participativa, triunfa allí donde va. En Canarias ha sido representada en más de doscientas ocasiones y ante más de diez mil espectadores".

Una de las características de esta compañía tinerfeña es que conciben el teatro para todos los públicos, "hacemos un teatro para todo el mundo, para la gente que le gusta el teatro y para la que no. Lo que intentamos es que descubran que el teatro es para todos los públicos, que tiene unos beneficios enormes, no solo en el aspecto de ocio y cultura, sino en el espiritual, como personas. A los jóvenes les enseña todos los valores humanos y al adulto a superar el estrés, a relacionarse y a recuperar ese niño que todos llevamos dentro".

Por último, puntualizó que "en esa línea intentamos hacer clásicos, porque antiguamente se hacía así, en los corrales, para todo el pueblo. El clásico no estaba ligado a gente con un alto nivel adquisitivo, sino que se hacía para todo el mundo. Esa es la filosofía que nosotros queremos vender".