El público terminó conociéndole como "Gabo", el nombre de su círculo más íntimo, una cercanía que logró con su fascinante y mágica prosa que ayer alabaron unánimemente políticos, artistas y público general, en una fecha que marca el inicio de una nueva religión: "El Gabismo".

Así lo cree Carmen Balcells, una de sus colaboradoras más cercanas: "A ver si la vida me alcanza para adorarlo y disfrutar de los primeros milagros. Seguro que hará cosas extraordinarias. Yo prometo avisarles si la primera cosa que le he pedido me la concede. Si hay fe, sale", señaló una de las agentes literarias más famosas del mundo, que no quiso desvelar su petición.

"Muy impresionada" por el "impacto mundial" de la muerte de Gabo, Balcells da forma con esas palabras al fenómeno que ayer se materializó en todo el mundo a través de multitud de condolencias de políticos de signos tan dispares como Obama y Raúl Castro, representantes del mundo de las artes y público general, que coparon las redes sociales con una sentida despedida del escritor.

El premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, murió anteayer a los 87 años de edad en México DF, donde vivía desde hace años, después de pasar las últimas semanas aquejado por una neumonía. El pasado 31 de marzo, ingresó de urgencia en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas Salvador Zubirán, en México DF, "por un cuadro de deshidratación y un proceso infeccioso pulmonar y de vías urinarias". Permaneció hospitalizado una semana en la que aprovechó para dar muestras de su buena evolución. Incluso llegó a pedir a los periodistas que estaban a las puertas de dicho centro sanitario que "fueran a hacer su trabajo", restando importancia a su estado de salud.

El mayor legado de Gabriel García Márquez es el realismo mágico. Un concepto cuya única condición y "como su nombre lo indica", es "que sea un hecho rigurosamente cierto que, sin embargo, parece fantástico", según la propia definición del Premio Nobel.

Esta particular manera de ver el mundo quedó grabada de especial modo en "Cien años de soledad" (1967), una de las cimas de la literatura universal, que ha pasado por las manos de lectores de todo el mundo gracias a sus 30 millones de ejemplares vendidos en 35 idiomas.

"Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía, donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra", esgrimió en una ocasión uno de los escritores con un intenso compromiso social y político.

Mario Vargas Llosa alabó, visiblemente emocionado, la grandeza de un escritor cuyas obras "le sobrevivirán y seguirán ganando lectores por doquier", declaró quien fuera gran amigo suyo hasta que en 1967, y por causas desconocidas, dejaron de hablarse.