La crítica lo señala como uno de los talentos más importantes del panorama musical español; un cantante que funde el acento de su Fuengirola natal con un sonido British enredando sus creaciones en torno a las notas de un piano. Pablo López estuvo ayer en la Isla para promocionar los temas de "Once historias y un piano", un proyecto discográfico cuyas vivencias compartió con el público que acudió a la cita que tuvo lugar en el Espacio Cultural de CajaCanarias.

¿Qué aspectos positivos tienen los encuentros como el que mantuvo ayer con sus fan en Tenerife?

Creo que las buenas relaciones comienzan poco a poco y la mía con el público de Tenerife está aún por construir. Aquí vine casi desnudo; acompañado por un piano y en un formato que está cerca de mi génesis como artista.

¿Hablar de génesis implica que ha tenido que cambiar su forma de entender la música para acceder a un plano más comercial?

No sé si es un problema vinculado con el hecho comercial o, en cambio, un viaje a esos lugares en los que me siento muy cómodo. Yo no he ocultado nunca las influencias que han tenido en mi formación musical Supertramp, los Beatles más ligados al piano de Paul McCartney, Pink Floyd, Elton John, Billy Joel o Queen. Salvando las distancias claro, y sin renunciar a mi acento andaluz, ahí está la base de todo lo que hago.

¿Cómo define el contenido de un álbum que ya es disco de oro?

Este el disco de un "pianoman" que sigue empeñado en demostrar que tiene una estrecha relación con un instrumento por el que siente adoración. No me gusta hacer canciones por hacer algo, sino porque necesito contar una buena historia. Quiero pellizcar las emociones de las personas que deciden oír mi música.

¿Pablo López es, por lo menos, un artista extraño; un valor en alza que ha decido apostar por un instrumento tan clásico como puede ser el piano?

A pesar de su gran robustez y de lo tosco que puede llegar a ser, el piano puede llegar a ser el más sutil pero, a su vez, el más rockero de todos los instrumentos que se pueden ver en un escenario. Yo solo soy un músico que canta de vez en cuando (sonríe).

Pablo López ya sabe lo que es estar bajo un potente foco publicitario -su promoción se inició en el programa "Operación Triunfo"-, ¿pero cómo se gestionan esos instantes de gloria para seguir en primera línea?

La carrera de un músico se organiza en torno a muchos episodios y todos tienen su importancia en su proceso de construcción como artista, pero yo tengo claro que el impacto que tuvo la televisión en este proyecto fue nulo. Uno no llega a un sitio sin que haya un camino detrás, es decir, que hay que trabajar mucho para marcar los bordes por dónde te quieres mover.

Al margen del aprendizaje que acumuló en el Reino Unido, ¿de dónde procede su buen gusto por la música británica?

Admiro el respeto que sienten los británicos por la música. Aquí, en cambio, vivimos la música con pasión pero sin llegar a la admiración que se percibe en el Reino Unido.

¿Cuánto cuesta crear una buena canción?

Las canciones difíciles de parir son un coñazo, pero al final te dan más alegrías que las que salen sin sentido. Me gustan los procesos creativos tortuosos y que acaban bien... El 90 por ciento de una buena canción es trabajo; el 10 por ciento restante es culpa de la magia. La inspiración no cae del cielo.

Escuche aquí la canción "Suplicando" que está en el disco "Once historias y un piano".