El pasado jueves, 24 de abril, varias personas se han reunido para el Fashion Revolution Day, evento mundial por una moda más sostenible y por mejores condiciones de trabajo en la industria textil.

Aunque éramos menos de lo que cabía esperar, el evento fue todo un éxito. Hemos podido hablar con cada persona, agradecer su presencia y comentar nuestro objetivo. Hemos contado con el apoyo incondicional del Cabildo, de TEA Tenerife Espacio de las Artes, de la Alianza Francesa de Santa Cruz de Tenerife y de la Asociación Cultural Tu Santa Cruz que, junto con la Compañía Cervecera de Canarias, nos refrescó con Doradas y Appletisers. Agradezco enormemente la presencia de cada una de las personas que estuvieron ahí y la acogida que tuvimos en todos los medios de comunicación.

No nos engañemos. Todos hemos contribuido para el sistema de consumo y producción que tenemos ahora. Pero ya no podemos soportarlo más. Ni nosotros, ni los trabajadores de la industria textil, ni el planeta.

Nos hemos transformado en consumidores voraces. Nos lanzamos a las tiendas de las grandes marcas cada semana, para conocer las ultimas novedades. Y siempre llega mercancía nueva. Para mantener la vorágine, esas empresas producen en países donde les sale más barato. Y no siempre controlan como se hace esta producción. Y casi siempre, no les importa.

La cuestión es: ¿Necesitamos tanta ropa? Según algunas pesquisas, ahora mismo tenemos en nuestro armario una enorme cantidad de ropa, más que nunca en la historia de nuestra civilización. Ropa que muchas veces ni siquiera nos ponemos y que no respetamos por que ya no nos cuesta nada tenerla. Simplemente la tiramos y compramos otra. Así de fácil. Pero para que sea así de fácil para nosotros, alguien en algún lugar del mundo, lo está pagando. Y, aunque no lo sepamos, nosotros también lo pagamos.

Tenemos que saber que el algodón, aunque corresponda únicamente al 3% del cultivo agrícola mundial, utiliza el equivalente al 25% de los pesticidas de todos los demás cultivos. Estos pesticidas estarán contaminando el agua, el aire y el campo, además de las personas que trabajan en él.

Tenemos que saber que un único tejano consume una media entre 14 y 17 mil litros de agua y 300 gramos de productos químicos. ¡Para un único pantalón tejano! Sin hablar de las técnicas de desgaste que se utilizan para esos tejanos, altamente perjudiciales a la salud de las personas que trabajan día a día en las fábricas sin ninguna protección o seguridad, y que les condena a graves problemas pulmonares el resto de su vida.

Los vertidos químicos de la industria textil corresponden a un 20% del conjunto de industrias. Estos químicos tienen una cantidad de efectos en la salud de las personas, de los animales y del medio ambiente en general, que no se puede calcular. Podríamos seguir hablando de los tintes, de la huella ecológica de los transportes y de muchas otras cosas que deberíamos saber cada vez que compramos una prenda.

¿Qué fue del placer de cuidar una pieza especial? Algo que tenga valor para nosotros, algo hecho con cariño, comprado con deseo y guardado con esmero. Deberíamos volver a ello y más y más deshacernos del fast fashion y trasformar nuestro armario en un baúl de tesoros que cuenten nuestra historia, los lugares que hemos visitado y las personas que han pasado por nuestras vidas.

Ahora que sabemos todo esto, no podemos ya mirar hacia el otro lado. En la vida no hay truco. Para que tengamos una camiseta más barata, alguien está trabajando bajo condiciones de explotación laboral, pagando con su salud, o su vida, nuestra camiseta. Aunque nosotros no lo veamos. Aunque a nosotros solo nos muestren los bonitos escaparates, los catálogos con fotos inspiradoras y el perfecto design interior de las tiendas. Ahora, ya lo sabemos.