Hace unos días estuvo en la capital tinerfeña promocionando los temas de "Esto era", una apuesta discográfica autoproducida que ha contado con el respaldo del tinerfeño Pablo Cebrián. La cantante y compositora Conchita (1980) ha optado por la táctica Juan Palomo -yo me lo guiso, yo me lo como- para dar vida a un álbum que ha visto la luz esta semana. "Siempre hice lo que quise en mis discos; nadie me obligó a hacer algo en lo que yo no creyera", puntualiza la artista nacida en Helsinki sobre una ruptura de la que ella quiere pasar página.

¿Qué ha cambiado en relación a "4.000 palabras" o "Zapatos nuevos"?

El sonido de "Esto era" es diferente, pero sigo siendo yo. Eso sí, he hecho lo que me ha dado la gana sin tener que rendir cuentas a nadie. Es un disco bonito, un cd con los temas que yo quería incluir.

¿Liarse la manta a la cabeza y salirse del organigrama de una discográfica no es demasiado arriesgado en los tiempos que corren?

Ha sido un año y medio complicado porque yo me quería ir y ellos no me dejaban... O no sé si eran ellos eran los que no estaban contentos conmigo. Da igual. Mi música la controlo yo, siempre hay gente que te quiere dar consejos, pero la creación no puede estar tan expuesta a todo el mundo antes de darla a conocer al público. Prefiero estrellarme con mis ideas que darme el mismo taponazo por estar mal aconsejada.

¿Cómo es el día a día de un autónomo de la música?

Es complicada... Te faltan horas para cubrir todos los objetivos marcados, pero la sensación de libertad es gratificante. Mi música, por ejemplo, no ha cambiado en relación a cuando estaba protegida por una discográfica pero hay aspectos vinculados con el diseño y la presentación de este disco-DVD que no hubieran sido posible en mi etapa anterior. Todo eso hay que cuidarlo, sobre todo ahora que no se venden discos y los consumidores buscan un material atractivo y personal.

Una pregunta sin rodeos. ¿No puede ser que algunos pensaran que el "efecto Conchita" no iba a durar siete años?

Puede ser (ríe)... No voy a ser yo la que niegue que al principio todo iba demasiado rápido. Hace tiempo que sentía que estaba en el lugar equivocado que estaba formando parte de una de esas relaciones que ya están agotadas. Lo que mejor que nos pudo ocurrir es que cada uno siguiera por su camino porque estábamos viviendo una mentira en la que ninguna de las partes aportaba nada. Siempre hice lo que quise en mis discos; nadie me obligó a hacer algo en lo que yo no creyera

¿En "Esto era" todo es más artesanal?

Puede ser, pero es que ahora no me queda más remedio que hacer cosas que antes, cuando tenía una multinacional detrás, otros hacían por mí... "Esto era" lo he editado con Arcadia Music y la labor realizada por Pablo fue increíble. Eso me ha permitido valorar mucho más esta aventura. Todo esto tiene una lectura positiva en torno a la idea de que cuando las cosas se hacen con cariño parecen que no cuestan tanto. No es lo mismo controlar los pasos de 30 artistas que pensar que todo lo que estás haciendo es para rentabilizar el producto que tratas de vender.

¿Dónde se sufre más, cuando se intenta vender este producto o componiendo canciones?

La música es uno de mis medios de expresión y me siento bastante cómoda contando las letras que compongo... Lo otro, todo lo que tiene que ver con la promoción, hasta hace poco era un mundo desconocido que empiezo a dominar. El proceso creativo, a pesar de las dificultades que implica, es bastante más gratificante... Me cuesta escribir canciones que no siento; tienen que tocar mi fibra para superar la criba.

¿Atreverse a publicar un disco es una quimera?

El artista que saca un disco es un héroe. Lo es porque sabe que cinco minutos después de entregárselo al público ya está circulando por la red con total impunidad. Si no hay alguien que le meta mano pronto al tema de las descargas esa batalla se perdió. En "Quién hizo que" -el tema número 11 de "Esto era"- explico que es necesario sumar muchos esfuerzos para que esto suene así de bien. Es una licencia que me he tomado porque es justo reconocer el trabajo de todos.

¿El concepto de cantautora es algo que se escapa a la dimensión real que tiene su música?

No me gusta que me llamen cantautora, ni quiero sonar como ellos... Pero no lo digo por los grandes artistas que están en ese género, sino porque en España ese movimiento no está bien visto. En cualquier país del mundo el "songwriter" está bien considerado, pero aquí no. La gente asocia la canción de autor con el "plastautor" o la canción protesta, y la verdad es que yo me estoy alejando bastante de ese segmento. Me niego a ponerme la etiqueta de cantautor. Mi música es distinta; no tiene que ver con esos arreglos bajitos. El hecho de que escriba mis temas me convierte en compositora. Lo otro es un lugar en el que no deseo estar porque existen unos prejuicios que ya son muy difíciles de romper. Prefiero que me consideren una cantante.