En sus libros siempre acaba proponiendo a los lectores un viaje, una "peregrinación" literaria por los lugares en los que ha localizado escenarios como los el de "Canta Irlanda, un viaje por la isla Esmeralda", la obra que promocionó ayer el escritor y periodista madrileño Javier Reverte en la inauguración de la XXVI Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife. "Ya no viajo con la intención de ver monumentos sino por el deseo de escribir de lo que voy a ver", argumenta el ganador del XV Premio Fernando Lara de Novela ("Barrio cero" / 201o).

¿Cuál es su resumen de "Canta Irlanda, un viaje por la isla Esmeralda"?

Es un libro de viajes por Irlanda. Sobre todo, un viaje lírico por la poesía, por la literatura irlandesa y por el folclore irlandés.

Dicen que la literatura es un viaje por mundos donde no existen las fronteras. Usted transforma sus vivencias en novelas, ¿no?

Me gusta mucho viajar, pero me gusta más escribir. Ya no viajo con la intención de ver monumentos sino por el deseo de escribir de lo que veo. Con Irlanda estaba encaprichado. No solo por ser una nación que me ha gustado siempre; también porque es el país de unos cuantos escritores fabulosos. Una parte más o menos importante de la gran escritura inglesa que se hizo en el siglo XX nació en Irlanda, no en Inglaterra. Los irlandeses siempre dicen que los ingleses le dieron la lengua y ellos se la devolvieron mejorada.

¿De dónde surge la chispa para "encender" una novela?

Las razones suelen ser literarias. O bien es porque me he leído un libro que habla de un sitio determinado, o porque me condiciona el lugar de nacimiento de un autor que me ha llamado la atención. Si los cristianos van a Roma a ver al papa y los mahometanos acuden a la Meca a dar vueltas alrededor de la piedra negra, yo soy un mitónamo de la literatura, es decir, que tengo que ir a esos sitios que luego incluyo en una de mis novelas.

¿Internet no es la mejor herramienta para localizar los escenarios de un libro?

La red solamente va directa a la vista; no permite captar olores, palpar la realidad, ver cómo se mueven los colores... Nunca me fiaría de internet para ambientar uno de mis libros. Si no voy, no lo hago. No me gusta engañar al lector...

¿Debajo de todas sus "heridas" como escritor continúa latiendo el corazón de un periodista?

Yo me hice periodista porque quería ser escritor. Entonces pensaba que era la profesión que más se parecía, pero con el tiempo me fui dando cuenta de que no tienen nada que ver... Aunque sean dos oficios en los que hay que saber usar la palabra como instrumentos son bastante diferentes. En una profesión el peso de la actualidad es enorme y la otra está marcada por el peso de la interporalidad. El periodismo es una actividad laboral fantástica para disfrutarla de joven porque abre la imaginación a otros mundos, pero hoy está en crisis. ¡Una lástima!

¿Este periodismo no es el que usted conoció?

No tiene nada que ver; yo fui un afortunado... Antes faltaba libertad de prensa y lo que existe hoy en día es libertad de empresa, no de prensa. A finales del franquismo había mucho interés por leer y eso es algo que hoy no se ve. El proceso democrático estaba aún sin hacer y, sobre todo, existía una gran pasión hacia el reportaje. Hoy, en cambio, el interés por la opinión lo ocupa casi todo. A mí lo que me gusta es que me cuenten historias, y antes los medios de comunicación escritos contaban historias. Que te dijeran con veintipocos años que cogieras un vuelo para irte a Argelia era un motivo de fiesta. Como bien decía Kapuscinski, ejercer de reportero era como comprar un billete de lotería con un premio asegurado.

¿Los escritores son las "últimas" víctimas de las redes sociales?

Digamos que hemos sufrido sus consecuencias un poco más tarde que los músicos y las personas que hacen cine... Si voy a un restaurante y me pongo ciego a comer no me voy sin pagar, ¿no? Pues yo no quiero que me sigan robando en internet. Los políticos tienen miedo a los internautas y no son capaces de acabar con la piratería. Además, nos tienen machacados a impuestos.