La magia del cine parece que ya ha sacado certificado de residencia en Tenerife, donde se están rodando simultáneamente tres películas: "Ma ma", con Julio Medem y Penélope Cruz como protagonista; "Felices 140", dirigida por Gracia Querejeta y con Maribel Verdú como cabeza de cartel; y "Nadie quiere la noche", con versión original en inglés, con Isabel Coixet dando las órdenes a un elenco encabezado por la francesa Juliette Binoche, la japonesa Rinko Kikuchi, con la que ya trabajó en la película "Mapa de los sonidos de Tokio" en 2009, y el irlandés Gabriel Byrne.

La realizadora catalana, con cinco goyas a sus espaldas, mantuvo un agradable encuentro con los medios de comunicación tinerfeños, en el que estuvo acompañada por las dos actrices principales del reparto, entre otros miembros del equipo, y el guionista del filme, Miguel Barros.

La directora del documental "Escuchando al juez Garzón", explicó a grandes rasgos el contenido de la película, que se desarrolla en el año 1908 y narra la aventura de una mujer, Josephine Peary (Juliette Binoche), que vive en Boston y desea reunirse con su marido, el explorador Robert Peary (Gabriel Byrne), con el que quiere compartir el instante de descubrir el Polo Norte. Entonces aparece Allaka, (Rinko Kikuchi), una mujer innuit, que se enamora del explorador. "Es una historia de aventuras, de descubrimiento, de dolor, de supervivencia y, por encima de todo, una maravillosa historia de amor".

Esta película, inspirada en personajes reales, se ha rodado en Bergen (Noruega), Bulgaria y España, en concreto en el Plató del Atlántico de la capital tinerfeña, donde se ha recreado un iglú para el desarrollo de algunas escenas, todas ellas en estudio, ninguna en exteriores, porque la historia que se cuenta transcurre en el Polo Norte.

"Aquí se han rodado algunas escenas porque uno de los productores, Andrés Santana, es canario y parte del equipo también, como la jefa de producción. Además, hemos trabajado con los dos actores más jóvenes de Canarias, tienen dieciséis días. Por cierto lo han hecho muy bien".

En este sentido, indicó que el paisaje de Tenerife le sugiere "muchísimas cosas, desde western hasta aventuras. Lo cierto es que nosotros estamos rodando en estudio, y creo que uno de los grandes deseos de Andrés era rodar en espacios naturales, pero es un tipo de película que aquí es imposible hacerla en espacios naturales, aunque en Noruega hemos rodado a veinte grados bajo cero, con tormentas de nieve y todas esas cosas que aquí no había".

Aunque sí confesó que "siempre quería hacer una película en La Gomera, porque es una isla que me encanta. Me parece una isla con un ambiente muy especial. Tenerife también es muy bonito, pero hay ese mundo del macrohotel, aunque es importante para el turismo. La Gomera me parece una isla muy misteriosa. El tipo de película tiene que ser la historia de una pareja que entra en contacto con un lugar tan evocador, misterioso y brumoso, como algunas parte de La Gomera. Una cosa media loca, evidentemente", matizó.

Con respecto a "Nadie quiere la noche, que se terminará de rodar este miércoles, señaló que se espera estrenar el año que viene. "Ahora empieza otra etapa, todos esos meses en la sala oscura, con el montaje en la producción, en los sonidos, en los efectos especiales, que son muy importantes en esta película. Seremos muy afortunados si todo acaba en diciembre".

Coixet aseguró que han tenido que superar muchas dificultades para rodar este filme, al igual que las actrices. "Nunca había hecho una película de aventuras, con avalanchas, persecuciones en trineo o tormentas de nieve que arrastran refugios. Había toda una parte técnica que he tenido que aprender, como creo que hemos tenido que hacer toda la gente del equipo. Lo sabía, porque cuando leo un guión ajeno siempre es muy difícil decidirme, pero es realmente extraordinario".

También incidió en que son "dos mujeres de universos completamente opuestos, que sobreviven en las peores circunstancias, con temperaturas a 30 bajo cero, tormentas de nieve y casi sin comida. Y consiguen sobrevivir. Es un estudio de supervivencia . Josephine empieza su viaje con una idea muy rígida sobre lo que hay que hacer en el mundo, la supremacía de la raza blanca, el espíritu del colono, que en el fondo desprecia a los colonizados. Pero todo lo que ocurre en la película, y el contacto con Allaka, cambian profundamente sus ideas sobre el mundo. Eso me pareció una historia que merecía la pena contarla".

También se refirió a las dificultades climatológicas de Noruega, o el hacer una película de época, "sabemos muchas cosas de 1908, pero no cómo era la vida cotidiana. Tanto Juliette como Rinko han hecho un trabajo de búsqueda muy importante. Juliette ha estado tres meses perfeccionando un acento norteamericano y un trabajo de adelgazamiento. Ha perdido casi diez kilos para la película. Rinko ha tenido asesores que le han enseñado maneras de coger a los niños, maneras de comer, de expresarse. Han hecho un trabajo increíble".

Tras alabar también la labor del peluquero, que es canario, los efectos especiales de maquillaje y el vestuario, se quejó del garbanzo negro de la película: los señores que hicieron la comida en Noruega. "No he comido tan mal en mi vida. Temblaba cuando llegaba la hora de la comida. Fueron dos semanas de horror culinario. Aquí se come muy bien".

Cuestionada sobre los requisitos mínimos que le exige a un guion para llevarlo a la pantalla, reconoció que "un guión es un flechazo. Creo que tengo un buen instinto. He aceptado seguir mi instinto y los desafíos, como el de este guion. A veces uno se estrella, pero la búsqueda es lo importante. Un guion que te propone recrear otros mundos y una aventura, te hace pensar: dios mío, como espectador me encantaría ver la película".

Por último, Miguel Barros indicó que le gusta lo que están haciendo con su guion, aunque "es un primer paso y una vez que lo coge un equipo y la directora, ya les pertenece a ellos. Yo me siento y contemplo. La película no está acabada, queda mucho, pero lo que he visto hasta ahora sí me gusta".