La muerte de Álex Angulo, que será incinerado hoy en Logroño en la más estricta intimidad, según los deseos de su familia, ha sumido en la más profunda tristeza a la familia del cine, que le echará en falta tanto por sus consejos profesionales, como por su profunda humanidad. Cuando Angulo sufrió el mortal accidente se dirigía a Zaragoza, donde se encontraba trabajando en el rodaje de "Bendita Calamidad", una comedia de la que era protagonista y para la que, "paradójicamente", rodó sus últimos planos en un cementerio, el de Novallas, ha explicado a Efe Gaizka Urresti, el director de la película. En la película, cuenta Urresti, Angulo era el obispo de Tarazona (Zaragoza), un prelado secuestrado por error, ya que el objetivo era un constructor de la zona, encarnado por Carlos Sobera. El director de la película se ha mostrado consternado por esta muerte y no ha querido adelantar planes. "La película se ha parado; nadie está en condiciones de nada", ha dicho el director, quien ha añadido, además, que "emocionalmente" no pueden seguir, pero tampoco "técnicamente" puesto que el actor tenía un papel primordial en el film. Su compañero de rodaje y uno de los últimos en grabar con él ha sido Enrique Villén, quien ha explicado que todo el equipo se encuentra en "shock"; estuvieron cenando con él la semana pasada y "precisamente hablaron de las carreteras y de lo peligrosas que eran". No solo los compañeros de rodaje, sino todos cuantos coincidieron con Angulo en alguna ocasión, han expresado su pena por la vía más rápida: con centenares de mensajes en Twitter. "No me recupero. Era muy grande", decía hoy el director Álex de la Iglesia, usando este medio. Después, en conversación sobre su amigo, De la Iglesia ha recordado que el actor estuvo un año y medio en París estudiando para payaso, "que es como estudiar humildad y sabiduría", una "combinación imposible que genera grandes personas".