Plaza de la Villa de Mazo en La Palma, un fin de semana cualquiera de agosto. Un coche típico de los gangsters del Chicago de la "ley seca" aparece por sorpresa y se baja un "dandy" salido de la atmósfera del "Gran Gatsby" y trajeado, al estilo de los años 30. Le espera "la chica de la película" con un vestido de charleston y, casi de improviso, comienzan a bailar ante la mirada curiosa de los parroquianos. Arranca el teatro histórico en la calle. Un palmero de la diáspora, Óscar Fumero Méndez, amante de la escena "de toda la vida" es el alma máter de esta iniciativa que mueve nada menos que entre ochenta y cien extras de todas las edades en cada representación.

"La verdad es que todo nació por una casualidad" explica, "cuando allá por 2008 la Sociedad La Unión de Mazo estaba en pleno proceso de refundación tras unos años sin actividad. Me hice socio y participé en una asamblea donde se elegía a la nueva junta directiva".

"El cargo de vicepresidente, continúa, nadie quería asumirlo y el presidente, Juan Fernando Tabares Bravo, me pidió que lo hiciera. Vivo en Las Palmas, pero aún así me designaron. Con mucha ilusión empecé a trabajar y una de las primeras cosas que hice fue revisar el archivo de la entidad".

Y ahí llegó la primera sorpresa: "Fue mayúscula cuando encontré un libro de actas muy antiguo y descubrí que la institución se había fundado en 1913. Era Corpus y salí a la calle para decírselo a la gente y nadie lo sabía".

Entonces, Óscar empezó a diseñar, explica, "la fórmula para que todo el mundo, al menos en mi pueblo, conociera la realidad de La Unión".

Primero impartió varias charlas para repasar la historia de la institución y culminó la tarea con la redacción de un texto teatral de calle titulado, "Un paseo por los felices años 20", la génesis de esta historia, para ser llevado a escena en coincidencia con el centenario de la señera Sociedad mazuquera.

El 8 de junio de 2013 nació la ruta histórico teatral sobre los años 20. Para ello, señaló Fumero, "contacté con algunos miembros del grupo de teatro La Farsa de Villa de Mazo y les propuse el proyecto. Quedaron prendados y dispuestos a participar. Algunos miembros de la Escuela Municipal de Teatro de Santa Cruz de La Palma Pilar Rey también aceptaron sin dudarlo. Pero yo quería que la gente de a pie, los vecinos del pueblo que nunca habían hecho teatro, participaran como extras. Quería darle más vida a la representación y, a la vez, que se llevaran una experiencia inolvidable".

En esta primera escenificación participaron unos 80 actores entre profesionales, semiprofesionales y extras. "Una cosa muy importante para mí, señala, era que nadie debía cobrar y los profesionales que participaron, amigos míos, lo entendieron perfectamente. Otro aspecto importante a cumplir era la entrada gratuita para difundir la historia de la institución. El éxito fue tal, que nada más terminar la gente pedía que lo repitiéramos, pero decidí planear el desembarco en la década de los 30".

Con la experiencia del año anterior, Óscar proyectó un texto con más juego entre personajes y detalles visuales que enriquecieran la obra como un coche antiguo, aparcado, prensa de la época, dinero y billetes, una palmera artificial, etc. Todo un "atrezzo" para crear la atmósfera precisa de una etapa concreta.

"Tuvimos que gastar algo de dinero en vestuario pero mereció la pena", apostilla Fumero. "La mayoría de los actores colaboró al buscar y confeccionar su propio vestuario para que el proyecto pudiera llevarse a cabo. Además, los vecinos prestaron sus muebles, objetos y ropas antiguas para que todo saliera adelante. En fin, un proyecto de todos para todos".

Este año, resume, "la participación fue mayor pues muchos me pedían si podían actuar como extras cuando se enteraron que hacíamos la década de los 30".

El desarrollo de la jornada- "intentamos llevarla a todos los municipios de La Palma"- comenzó con el acceso del público a una carpa en grupos de entre 40 ó 50 personas para visionar un vídeo compuesto por imágenes tanto de Mazo como de La Palma y el mundo con un retroceso en el tiempo hasta los años 30. La última diapositiva fue la de una comparsa carnavalera con disfraces de azafata y cuando el público accedía veía la misma imagen pero a tiempo real. Luego se inició una coreografía. "Fue precioso", valora Óscar. Comenzaba así un paseo por el Mazo de la II República con personajes reales de la época y escenas y anécdotas verídicas. El médico; el maestro con sus alumnos; la maestra con sus alumnas; Alonso Pérez Díaz y sus hermanas; Tomás Guillén; Esperanza Martel; el alcalde; la banda de música tocando un pasodoble cantado y bailado por un grupo de danzantes; el conserje; el bibliotecario; el cura enfadado con el nuevo régimen; el proyeccionista de cine; el borracho; el vendedor de periódicos; el periodista y el fotógrafo; los narradores... Son algunos de los personajes que se pudieron ver en la plaza Pedro Pérez Díaz. En definitiva, "algo mágico que a algunos hizo llorar pues pudieron ver otra vez a sus padres y madres aunque fuera en un retrato". "Los locos años 20 (y 30) volvieron a la Villa de Mazo".