El efervescente ascenso de Efecto Pasillo en el panorama musical español aún no ha nublado la visión de un cantante que responde a la llamada de EL DÍA metido en las faenas propias de la cocina. "Aquí me pillan; cortando la lechuga", confiesa el compañero de Arturo Sosa, Javier Moreno y Nau Barreto. "Estamos obligados a dar otro pelotazo musical", vaticina Iván Torres sobre el contenido de un álbum que todavía no se ha definido, pero que podría estar en el mercado a principios de 2015.

Después de convertir en oro casi todo lo que ha tocado Efecto Pasillo el listón está un poco alto, ¿no?

Por la relevancia que han tenido varias de nuestras canciones y por cómo ha funcionado la banda en los últimos años sí que sentimos que no lo vamos a tener fácil para mejorar lo conseguido hasta ahora... Este disco está bastante machacado y hay que empezar a buscar algo nuevo. Intentaremos que el avance de lo que será ese trabajo cumpla con las expectativas que hay alrededor de Efecto Pasillo.

¿Responder a ese interés generalizado es una presión añadida?

No sé si llamarlo presión, pero estamos obligados a dar otro pelotazo musical. Es verdad que a la hora de componer pesa mucho el camino que han cubierto canciones como "Pan y mantequilla", pero no puedes parar... El hecho de que ese tema haya generado 20 millones de visitas en YouTube te puede llegar a paralizar, pero también está el reto de conseguir superar barreras que parecían inalcanzables.

¿Uno de los logros de su banda ha sido conseguir que la creatividad canaria se extendiera por toda la Península?

Hacer más de cien conciertos en la Península en menos de un año se convirtió en una experiencia brutal. La insularidad es una verdad como un templo, pero se puede superar cuando las ganas de materializar un sueño no se apagan con el primer revés. Abrir fronteras no es fácil, pero fuera de las Islas se valora mucho el talento de los canarios... Eso es un puntito a la hora de hablar de unos chiquitos que vienen de una región ultraperiférica con una música que no suena del todo mal (sonríe).

¿Han cambiado mucho las cosas para aquellos cuatro jovencitos que entraron de puntillas en un mundo que ahora dominan?

Que te faciliten las cosas a la hora de montar un concierto es una ventaja. Seguimos haciendo muchos kilómetros en carretera -Efecto Pasillo se mueve con dos "backline"-, pero ya solamente nos preocupamos de cantar. Antes, en cambio, descargábamos el material, actuábamos y había que volver a cargar el furgón. No aspiramos a viajar en un jet privado como Alejandro Sanz, pero lo cierto es que no nos va del todo mal.

¿Por lo menos pueden vivir de la música?

Eso es un premio; un sueño difícil de realizar y bastante complicado de defender. Vivir de la música siempre es un riesgo.