Es una cantante de tonos delicados que desprende pura energía en todas sus actuaciones; una artista de la vieja escuela que no cree en los "sonidos chatarra" concebidos con el objeto de mover a grandes masas. La artista cubana Luiba María Hevia actúa mañana, a las 21:00 horas, en el Búho Club de La Laguna. "Habrá que mezclar de todo un poco", precisa la intérprete habanera del repertorio que mostrará en su regreso a Tenerife.

¿Cómo va a organizar el concierto?

Esta es una Isla que quiero mucho y en la que había estado de paso hace unos años para visitar a unos amigos, pero ya hace tiempo que no estoy por aquí. Esta actuación es un regalo porque mi primera intención era visitar a unos familiares, pero habrá que mezclar de todo un poco (en cuanto a los géneros musicales) para dar forma a un buen concierto.

Una de sus virtudes musicales es esa facilidad con la que abre y cierra puertas que van del son a la guajira, pasando por la habanera. ¿Eso es un don?

Uno es el resultado de las cosas que percibe a lo largo de la vida y en mi caso tuve una madre que me enseñó a amar la música... Era muy melómana; un ser que escuchó mucha y buena música. Mi madre tiene la culpa de mi gusto musical; ella fue la que me enseñó a amar este oficio. Era una mujer de campo y eso resultó determinante a la hora de generar un vínculo especial con la guajira.

¿Qué queda de la Nueva Trova cubana de los años 80?

Cuba es un país de trovadores por naturaleza, pero es verdad que la Nueva Trova fue un movimiento de vanguardia que se dio a conocer rápidamente fuera de nuestro país. Yo soy una heredera de la tradición que se construyó en torno a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

¿Esos dos nombres son decisivos para entender la música "fabricada" en Cuba?

Hay un antes y un después de Pablo y Silvio. No solo por todo lo que han hecho a lo largo de sus brillantes carreras profesionales, sino por cómo condicionaron las propuestas que vinieron mucho después.

¿Cuál cree que es la percepción cultural que tiene el mundo de Cuba?

Esa es una pregunta muy complicada de responder, pero si me pregunta cuál es la mía con respecto al mundo tengo que decir que en el planeta tierra se hace una música muy mala... Los géneros chatarra que están emergiendo hacen cosas realmente horrorosas. Afortunadamente en Cuba todavía podemos hacer la música que queremos.

¿No estar "contaminado" por otras músicas de consumo rápido es una ventaja?

En mi país no se percibe esa contaminación porque las discográficas no tienen como única finalidad unos intereses comerciales. Yo, por ejemplo, siempre he cantado lo que he querido cantar y he hecho lo que quería hacer. Nadie a condicionado lo más mínimo mi carrera dentro o fuera de mi país, porque incluso grabé un par de álbumes con Discos Manzana.

¿Una artesana de la música entiende lo complicado que resulta vender un buen producto en un mercado que está dominado por el consumo rápido?

Fuera de Cuba los intereses comerciales siempre están por delante de los culturales y me da pena que los grandes artistas no tengan la opción de ser escuchados. Complots como estos existen y eso es algo que no están dispuestos a remediar para mostrar a las generaciones más recientes que existen cantantes que hacen un buen trabajo, pero a los que nadie le hace caso. ¡Están apagados!

¿Cuáles son los peligros de esa cultura tan efímera?

El más grave tiene que ver con los canales de transmisión para el futuro. Esta es una cultura de McDonald; todo es inmediato... Vas, realizas un pedido, lo pagas y te vas. También está la decisión personal de no aceptar esa imposición. Estoy acostumbrada a caminar sin ataduras y que la creatividad fluya sin barreras.