Hace poco leí un artículo muy interesante que hablaba de comunicación visual y de cómo las marcas han tenido que adaptarse a la nueva realidad de las imágenes.

Ya se fueron los tiempos en que tener una cámara fotográfica era para pocos. Pasamos a tener acceso a mejores equipos a precios bastante más asequibles. Las cámaras fotográficas han llegado hasta nuestros teléfonos y tabletas con una calidad de imagen y una cantidad de filtros y posibilidades que hubieran asombrado al mismísimo Julio Verne. Si a ello añadimos internet y las redes sociales, es probable que el pobre Julio creyera haber quedado corto en sus delirios de futuro para la humanidad.

Basta una rápida ojeada en redes como Pinterest, Instagram o Tumblr para darse cuenta de la fuerza que ha desarrollado la imagen y, sin ir muy lejos, imaginar lo importante que son para las marcas.

Cada vez más vivimos en un mundo en que las imágenes valen más que las palabras. Es natural que, al menos algunos, empecemos a cuestionar su veracidad. La manipulación de imágenes ya ha dado mucho que hablar y la sola mención del Photoshop hace encender las luces de alerta de marcas, empresas de comunicación y consumidores. Algunos.

Una reciente encuesta hecha por la revista Glamour reveló que el 43% de los participantes no se siente incomodado por el uso de fotografías retocadas por las revistas en sus editoriales, pero el número baja a un 39% cuando el asunto es la publicidad. El motivo: el retoque es entendido como una forma de mentira y de engaño, lo que es considerado poco ético cuando se trata de vender un producto. Vale.

Esto demuestra que todavía somos consumidores inocentes. Me parece hasta tierno, mire usted. Como novatos, detectamos la intención de vendernos algo cuando ponemos la etiqueta "publicidad" pero, los editoriales de moda, como vienen bajo este velo artístico de localizaciones de ensueño, colores increíbles y bellezas inalcanzables, no nos quieren vender nada. Somos unos ingenuos.

Que no me interpreten mal. A mi me encantan y me muero de amores cada vez que veo un editorial magnífico que es puro arte. Pero veamos, las cosas como son. Ellos también nos quieren vender cosas y no nos engañan menos que la publicidad. De hecho, creo que son más perniciosos, ya que trabajan con el subconsciente y como no tienen la etiqueta de publicidad, nos cogen con la guardia baja.

Lo importante aquí es saber de qué hablamos exactamente cuando juntamos las palabras "retoque fotográfico", ya que podemos ir desde un arreglo de luz y contraste en una imagen hasta la retirada de arrugas, remodelado del cuerpo, eliminación total de la celulitis y otros efectos más temerarios en un/una modelo. Y por qué son temerarios? Porque crean la ilusión de que es posible tener esta imagen perfecta, y aunque sepamos que tanta perfección es biológicamente imposible, nos frustramos. Y lo que para algunos puede ser simple frustración, si es que la frustración puede ser simple, para otros se puede trasformar en trastornos mucho más graves, como la anorexia, la depresión y tantos otros que poco a poco van apareciendo en nuestra sociedad. Está claro que compramos revistas de moda y esperamos que nos transporten a un mundo de belleza y glamour. En la actualidad, interactuamos mucho más en las redes sociales que en el mundo físico, y la imagen toma una fuerza hasta entonces desconocida para nosotros. Quién no ha retocado una foto antes de subirla a alguna red social, que tire la primera piedra. La posibilidad de quitar un grano, o hacer desaparecer una arruga es demasiado tentadora. Hasta modelos, estas chicas que salen perfectas en las revistas, admiten que se retocan sus fotos personales antes de subirlas en sus redes sociales.

El márquetin actual apunta a la idea de que las empresas de moda se posicionen como "vehículos de comunicación de un estilo de vida". Así que, miremos el espectáculo, pero con la consciencia de que, en realidad, es una gran ilusión.