Los aeropuertos han evolucionado desde aquellos precursores y pioneros primeros llanos despejados con un simple hangar por única compañía, hasta los modernos complejos aeroportuarios de la actualidad; y en esta profunda transformación también ha estado presente la vigorosa rivalidad entre ingeniería y arquitectura, como históricamente ha venido sucediendo, y que actualmente está de moda en Tenerife a raíz de la convocatoria de un nuevo concurso para el puerto del Puerto de la Cruz.

Lo cierto es que la ingeniería necesita de la arquitectura y viceversa, y en el caso de los aeropuertos tal vez más que en los puertos, pues la tecnología aeronáutica ha llegado a tales límites de precisión que permiten el control casi exacto de aeronaves con masas de alrededor de medio millón de kilogramos (500 t), esto, que parece que no tiene que ver con el diseño de aeropuertos, ha permitido sin embargo, que la estabilidad de las aeronaves a componentes cruzadas del viento haya aumentado de tal manera que ahora solo precisan una o dos orientaciones de pistas; aunque por la cantidad de despegues y aterrizajes, que equivalen al número de operaciones, en los aeropuertos comerciales hacen falta en ocasiones varias pistas paralelas. ¿Recuerdan aquel eterno debate, ahora tristemente abandonado a su suerte, de la necesaria segunda pista del aeropuerto de Tenerife Sur y de la necesidad de una terminal acorde a los tiempos y a nuestra fortaleza turística?

El caso es que el desarrollo aeronáutico, de nuevo una cosa más acelerada por una guerra, la Mundial de 1939 a 1945, cambió radicalmente la aviación, la abrió al turismo de masas y de negocios, y ahora los aeropuertos que queremos los ciudadanos y los turistas han cambiado sustancialmente.

Hoy por hoy, en Europa, si los planes de crecimiento en marcha no se llevaran a cabo, los 60 primeros aeropuertos europeos quedarían congestionados en 2020, y en 2025 habría unas ocho horas de vuelos diarias que ya no se podrían asumir. Tenerife lleva en esto más de 10 años de abandono que se convierten en tiempo de retraso.

Este colapso europeo daría aún más alas de las que ya tienen a los centros de conexiones (hub) intercontinentales de Oriente Medio, como Dubai, Qatar y Asia como Hong Kong y, especialmente, una vez más, Singapur.

En esta transformación mundial a escala global los arquitectos están jugando un papel vital, porque los aeropuertos ya no son solo lugares para aterrizar, son lugares para vivir, enlazar, transportar, comprar, mostrar, promocionar, trabajar, organizar, encontrarse y un largo etcétera.

En el estuario del Támesis

El caso del que quiero hablarles hoy, que considero especialmente interesante, recuerda a las precursoras (y visionarias) ideas de Adán Martín Menis de unir el aeropuerto sur de Tenerife con el puerto de Granadilla y su polígono industrial creando así un gran hub en nuestra isla. Se trata del Thames Hub, o Hub del Támesis, diseñado por la firma de arquitectura londinense Foster + Partners, que ha presentado su propuesta para aeropuerto y hub de transporte del eje en el estuario del Támesis en Inglaterra, que incluirá un aeropuerto de cuatro pistas, un puerto de carga y un enlace de trenes conectado al norte de Gran Bretaña y Europa.

Esta visionaria propuesta junto con sus otras experiencias en el aeropuerto de Stansted y el espectacular aeropuerto de Beijing, además de otros proyectos en marcha como el nuevo aeropuerto de México son una clara muestra cristalinamente inequívoca de la conveniencia de involucrar a los arquitectos en el diseño de aeropuertos si se quiere estar a la altura de las circunstancias.

Hoy hablo solo de Foster, y seguro que más de uno de mis lectores pensará: ¡claro, es que es Foster!, pero no es el único. Podría hablarles de la importancia que el diseño de los arquitectos ha tenido y está teniendo por ejemplo en el Mestia Airport diseñado por J. Mayer H. en la ciudad medieval de Mestia, en Georgia, o el nuevo aeropuerto internacional de las afueras del Circulo Polar Artico, en Noruega, diseñado por los arquitectos Narud Stokke Wiig y Haptic. Y más recientemente podemos completar esta lista con el aeropuerto diseñado por el estudio Londinense de GRIMSHAW en San Petersburgo. O en Polonia donde el estudio de arquitectos ARE ha diseñado una terminal para el aeropuerto internacional de Lublin. Y también de nuestro aeropuerto Tenerife Norte, de Amaral y Coronas, magníficamente diseñado y con un penoso mantenimiento, abandonado a su suerte por AENA.Pero para empezar a creer que los arquitectos son la mejor opción (por supuesto siempre en colaboración con los mejores equipos de ingenieros) para conseguir aeropuertos y hubs de prestigio y calidad creo que basta analizar el ejemplo de Foster.