Las artistas canarias Noelia Villena (1986) e Idaira del Castillo (1985) han experimentado, por primera vez, la unión de sus poéticas en una instalación común, "(Con)fabuladas", que se exhibe en la galería Artizar de La Laguna, hasta el próximo 18 de octubre.

Se trata de una propuesta plástica que simula una especie de bosque fantástico, presidido por una crisálida, a modo de nubes colgando del techo, realizadas con cinta de embalar transparente, que proyectan sus sombras cambiantes en las paredes, habitadas por pájaros, perros, insectos y plantas, entre otros seres de una naturaleza que invita a vivir una fábula.

Idaira del Castillo, al igual que Noelia Villena, aseguran que sus obras fueron trabajadas de forma individual. "Ni quedamos para hacer la obra en conjunto ni nada, sino con la simple intuición. A mí me sorprendió, porque como tenemos una forma de trabajar muy distinta y somos artistas independientes... Empezamos a montar la obra y nos fue cuadrando todo de forma como muy natural. Por eso se llama así, confabuladas", aclaró del Castillo.

"Hablamos previamente, pero como sabes vamos cambiando de idea, porque la creación de la exposición fue un periodo de varios meses. Simplemente quedamos cada una en trabajar por su lado, cada una con su línea. Cuando vimos la obra que teníamos nos quedamos impresionadas, porque fue de una forma muy intuitiva. Luego, a la hora del montaje, ella hizo una instalación que se compenetró muy bien con mis piezas. Hay una especie de unidad que nos ha salido de forma espontánea".

Para esta joven artista, la intuición es una de sus principales aliados. Su mundo plástico ha conseguido congeniar con el de Noelia Villena, porque ambas conciben sus exposiciones como si fueran instalaciones. "Más o menos son dos mundos que pueden estar paralelos en esta exposición. Ella tiene unas piezas con animales que van guardando una relación con las mías. Parece como si fuera un cuento, o una fábula".

La obra de Idaira del Castillo es muy figurativa, sobre todo cuando evoca a la naturaleza o a personajes, como en este caso a la "novia del Yeti". Son una especie de tapices de tela, de collages. "Dibujo sobre tela y hago después collages con composiciones de telas y con técnicas mixtas, con pintura y rotuladores. La base es, sobre todo, el dibujo. Hago recortes, hago otros que son como cuadros, sobre todo collages. Mi obra sería como pintar, pero usando las telas, el medio textil".

Del Castillo reconoce que la obra de Noelia tiene quizás una parte más instalativa, aunque la suya también. "Por eso encajamos bien. La mía es como muy teatral. Yo hice escenografía y esa parte la he cogido y uso como una herramienta más para mi obra. Son como telones de fondo, como si fuese una especie de escenografía. Y lo de ella también. Son muy instalativos. Se juega mucho con las luces, con las sombras, con crear un ambiente".

Por su parte, Noelia Villena ha sabido utilizar su probada creatividad con una serie de materiales de fácil acceso, como pueden ser la cinta de embalar, de carrocero, papel, telas, o en alguna ocasión muebles domésticos tirados en la basura, entre otros elementos a los que da formas relacionadas con la naturaleza, árboles, fragmentos de un bosque imaginario o una crisálida, que para algunas mentes puede evocar unas nubes.

"Al salir de la Facultad, el panorama era bastante complicado para los artistas emergentes. Entonces decido utilizar materiales más o menos pobres, porque tienen una poética que hablan de eso al fin y al cabo, y los uso un poco para reivindicar de alguna manera esa situación. Como decir estas son mis circunstancias y de ellas voy a hacer uso. Tiene una poética que conecta con algunos movimientos artísticos, como el arte povera, o el protagonizado por mujeres durante los años 60 y antes, que también utilizaban materiales que, a lo mejor, tampoco estaban reconocidos por la academia. Yo conecto con esas corrientes. Pretende aportar un punto de reflexión sobre lo perecedero, sobre el arte pobre. Reivindicar un poco el valor de los restos. Esto está en mi obra".

También plantea en la exposición una reflexión sobre lo que supuestamente es femenino. "Las flores están dialogando con la novia de Idaira, pero encierran una mirada que desprende un cierto grado de extrañeza y siniestrabilidad, porque se están marchitando, o los insectos...".

La exposición contiene, asimismo, una serie de dibujos realizados en cera sobre papel en los que se observa a una mujer junto a un lobo en situación no muy amistosa. "La crisálida también tiene un aura mágica extraña. Hay extrañeza y siempre hay una relación con lo natural".

Idaira del Castillo

artista y coautora de "(Con)fabuladas"