Hace unos días dirigió un concierto en el norte de Alemania que le provocó un sentimiento muy extraño. "Para un polaco estar al frente de una orquesta alemana, con todas las connotaciones históricas derivadas de la Segunda Guerra Mundial es algo especial, pero es que la música es algo muy, muy especial... La música es algo universal que no entiende de fronteras ni de crisis porque a través de ella podemos decir lo que queremos con libertad", explica el director titular de la Orquesta Sinfónica de Tenerife antes de analizar aspectos asociados a su experiencia profesional en la Isla. "En la OST no hay jerarquías; todos los músicos están en el mismo plano", asegura Michal Nesterowicz.

¿En qué punto está su relación profesional con la Orquesta Sinfónica de Tenerife?

Después de tres años tenemos otra relación. Entre nosotros nos conocemos mejor; nos entendemos mucho más rápido y, por lo tanto, solucionamos los problemas más fácilmente. Lo más importante es que las dos partes saben lo que una espera de la otra.

¿Ese es un factor decisivo para afrontar nuevos objetivos?

Entre los músicos y el director existe una química muy buena... Todos tenemos bastante claro la dirección en la que nos movemos y qué es lo que queremos conseguir para subir la calidad de cada temporada.

¿Las exigencias de cara a la nueva temporada progresan según sus previsiones?

Eso depende de cuál sea el punto de partida desde el que se hace la pregunta. Si hablamos solamente de un programa, pienso que sí estamos subiendo el nivel cada año. El arranque de la programación es una señal que estás enviando al público; un mensaje que sirve para todo el año. En ese sentido, me gusta que una temporada musical tenga su forma y se mueva alrededor de unas ideas principales. Si de lo que hablamos es del trabajo que se hace dentro de la orquesta y de la relación que existe entre el director y los músicos, lo único que puedo decir es que mantenemos una convivencia fresca y limpia... Esos dos factores también nos hace ser mejores a la hora de generar un sonido y una articulación. La mayor conquista que puede lograr un grupo de casi cien personas es la confianza en los compañeros de trabajo. Yo valoro muchísimo la honestidad de la persona y del músico.

¿Cómo percibe la relación que existe entre la Orquesta Sinfónica de Tenerife y el público?

Al final de la pasada temporada me hicieron llegar la carta de un abonado en la que realizaba unas sugerencias con vistas al futuro. Me parece interesante que exista esta conexión con el público. De hecho, les he dicho a mis colegas de la oficina que me agradaría mantener un cara a cara con los abonados para analizar posibles puntos de encuentro.

¿Eso significa que la OST no está tan "lejos" de la realidad social como algunos apuntan?

Que haya un público que se interese por lo que estamos haciendo es una motivación más a la hora de planificar el día a día de la OST. Yo vine a Tenerife con la intención de adaptarme a la Isla, no solo a la orquesta. En ese sentido, algún que otro melómano me ha parado en la calle, en un restaurante o en la playa para hablar de música. Soy el primero que entiende que, a nivel de audiencias, el lenguaje clásico tiene menos peso que la música popular, pero vivir experiencias de ese tipo es gratificante porque significa que no parece que estemos tan equivocados (sonríe). Mis oídos siempre están abiertos a las opiniones sobre la orquesta; me gusta pisar un terreno próximo a la realidad: acepto igual los agradecimientos que las críticas.

¿Es complicado dirigir un grupo donde habita tanto talento, años de estudios, personalidades...?

Si la pregunta es si es fácil dirigir a una orquesta de esta dimensión, la respuesta es no... En este mundo no existe ni una empresa que se pueda comparar con este grupo. Tampoco un equipo de fútbol (silencio). En la OST no hay jerarquías, todos los músicos están en el mismo plano. Este trabajo es un poco raro; tiene un componente que lo hace único.

¿A qué se refiere cuando habla de un trabajo raro?

A que no existe una empresa en la que un centenar de empleados tienen la misma categoría laboral, normalmente, hay estratos que se hacen cada vez más importante a media que subes. Aquí todos trabajan al mismo nivel. Eso es algo que tampoco ocurre en un equipo deportivo, aunque al final el que gane o pierda siempre es el grupo: siempre habrá alguien que correrá más, que marcará más goles o que jugará menos. Me gusta construir ambientes favorables. Eso no significa que estemos de vacaciones los días en los que no hay concierto. En estos grupos hay días duros, frustrantes y duros, pero si somos honestos con nuestra forma de ser y defendemos la música todo se hace un poco más sencillo... Si no le damos importancia a las cuestiones personales, sino que vamos todos en la misma dirección, es posible que cien personas puedan respirar y hablar en el mismo espacio sin grandes dificultades.

¿Le halaga que muchos especialistas tengan a la OST como una de las mejores de España?

Esa no es una verdad que me pueda resultar incómoda... Definitivamente, los elogios a la OST no son gratuitos porque esta una orquesta que ha sabido crear su fuerza, su sonido, su articulación, su carácter, su experiencia, su historia... Lo tiene todo para ser considerada una de las mejores de este país. No voy a ser yo quien haga una afirmación de ese tipo, pero sí que es un orgullo formar parte de un colectivo que se ha ganado un gran prestigio nacional e internacional.

Usted cree que la "crisis no condiciona" el desarrollo musical, pero en cierta manera un gran presupuesto sí que ayuda a construir un proyecto más sólido, ¿no?

Las instituciones te dan seguridad, pero la música se puede mover sin ellas con libertad. Esas influencias externas no pueden condicionar nunca el trabajo: lo pueden mejorar si los medios aumentan, pero el día a día se tiene que resolver con los recursos que tienes a tu disposición.

Igualmente, ha comentado en alguna ocasión que en un futuro le gustaría asumir retos que en estos momentos no se pueden llevar a cabo. ¿Ese sigue siendo uno de sus objetivos?

No es un problema de ejecutar un programa más o menos complicado, sino un inconveniente asociado al número de músicos que hay en la orquesta, coros, órganos, etc... Uno de mis mayores deseos es hacer la Octava de Mahler. Ese es el mejor ejemplo posible para explicar las razones de esta crisis: cuando vives una situación tan complicada no se pueden asumir experiencias de esta magnitud. Yo tengo el privilegio de poder tocar con una gran sinfónica, pero aún no es lo suficientemente grande como para asumir un encargo en el que hay que contar con dos coros mixtos, un coro de niños, órganos de una gran orquesta que probablemente nos obligaría a meter al menos 50 personas más en el escenario. Eso no significa que no veamos el futuro con optimismo y, por lo tanto, llegue el día en el que la OST pueda ejecutar la Octava de Mahler.

¿Apuntalar la temporada que se inicia el viernes con la participación de grandes solistas es otra manera de crecer?

No es una novedad, pero mi obligación con la orquesta, con el Auditorio de Tenerife, con el público es tener siempre al mejor solista y al mejor director. Ese es el mejor "goal" que puedo marcar con la ayuda, por supuesto, de mis colaboradores de la oficina.

¿Qué ha aportado la experiencia tinerfeña en su trayectoria como director de orquesta?

Esa pregunta no tiene una respuesta exacta porque hay aspectos que no pueden ser analizados desde la misma perspectiva. Voy a realizar una reflexión global para explicar lo que siento al frente de la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Cada vez que me pongo delante de estos músicos vivo un instante mágico porque, entre otras cosas, alguien me está proporcionando la oportunidad de entender cada vez más y más la música y su instrumento, que en este caso es la orquesta. En Hamburgo, en París o en Canarias, este siempre suena distinto. Me considero un privilegiado por seguir hablando con la música desde Tenerife.

"Es una temporada que hay que seguir con gran esperanza"

El próximo viernes afrontará un nuevo reto como director titular de la Orquesta Sinfónica de Tenerife. El estreno de la suite número 4 "La llave de oro", compuesta por su compatriota Mieczylaw Weinberhg, se convertirá en la primera parada de un ciclo que Michal Nesterowicz afronta con optimismo: "Esta es una temporada que hay que seguir con gran esperanza", precisó en la rueda de prensa que compartió con Cristóbal de la Rosa, consejero de Cultura del Cabildo de Tenerife. "Michal es nuestro líder y siempre es un auténtico placer tenerlo al frente de la OST", elogió. La suite "La llave de oro" es un ballet con elementos de la historia de Pinocho. Para el concierto inaugural de la temporada ha sido invitado el violinista alemán Kai Vogler, ganador de premios internacionales como el Zino-Francescatti, el Internacional Bach, en Leipzig, y el Ludwig-Spohr. Vogler, además, interpretará el concierto para violín número 5 en la mayor, que Mozart compuso cuando tenía 19 años para dos oboes, dos trompas y dos cuerdas. La temporada 2014-2015 de la Orquesta Sinfónica de Tenerife finalizará el 26 de junio del año que viene y consta de dieciocho conciertos, entre los que habrá piezas de todas las épocas, y destaca el estreno de "eCaos", compuesta por el tinerfeño Emilio Coello por encargo de la Fundación SGAE y de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas. Diez directores dirigirán la OST durante esta temporada, en la que los precios de los abonos se mantienen con respecto a la anterior y oscilan entre los 232 y los 468 euros. El precio de las entradas por concierto costarán entre 16 y 33 euros, y hay descuentos para personas mayores de 65 años y menores de 26, tanto en este tipo de entrada como en abonos.