El director de cine Daniel Monzón (Palma de Mallorca, 1968) continúa su periplo de presentaciones de su última película, "El niño", por el mundo, como ya lo hizo en Tenerife hace ya varias semanas. Ahora está en Londres, después se irá a Francia, Alemania, Estados Unidos y otros tantos países donde podrán ver su segundo éxito cinematográfico, tras "Celda 211", en el que aparecen algunos parajes de Gran Canaria, donde rodó parte del filme.

Este experto cineasta, que fue monaguillo antes que fraile en todo lo relacionado con el denominado séptimo arte, incluso actor en la primera película de Torrente, se quedó entusiasmado con Tenerife y las posibilidades que ofrece como plató en una visita personal que hizo junto a su mujer y su hija tras el rodaje de "El niño".

"A mí me encanta desde que era pequeñito el cine de género fantástico y te puedo decir que el Parque Nacional del Teide me sugiere directamente historias que no son de este mundo. Creo que es un paraje maravilloso. Lo primero que me viene a la cabeza es para hacer algún relato de ciencia ficción, de fantasía. Si me dijeran: Escribe una historia para rodar allí, creo que optaría por algún cuento fantástico, algo del Caribe, de ciencia ficción, o algo así, pero luego el paraje es muy variado. Los paisajes pueden dar lugar a un montón de películas, pero lo primero que me sugiere es algo así".

A pesar de su atracción por Tenerife como escenario que despierta su imaginación, Monzón está todavía centrado en la promoción de "El niño". "Está en pantalla y tengo que acompañarla, ahora a Londres. Se tiene que estrenar en Inglaterra, en Francia, en Alemania, en Estados Unidos... Tengo que acudir a estos estrenos. Durante este proceso tengo que acompañarla y la estoy despidiendo de alguna forma internamente. Son tantos años dedicados a una cosa, que todavía está dentro de mí", reconoce.

"En este periodo empiezo un poco a vislumbrar qué es lo que puede venir a continuación. No tengo nada definido, tengo varias ideas, pero no me extrañaría que pudiera volver a rodar a Canarias la siguiente película. Más teniendo en cuenta que hay unos incentivos de cara a la producción que son interesantísimos. También si Canarias, Tenerife en concreto, es una tierra inspiradora y encima la producción le viene bien, pues si sumas uno y uno dan dos".

Enseguida aclaró que la película "no tiene necesariamente que ser de extraterrestres, sino que podría ser cine fantástico. Es lo primero que me ha sugerido. Fue al terminar El niño. Me vine diez días a descansar a Tenerife con mi mujer y mi hija y estuve paseando por toda la Isla. Recuerdo eso, el paseo inolvidable por la parte del Teide, sitios que te llevan directamente a allí".

Daniel Monzón encajó muy bien que "El niño" no fuera elegida como la película que representará a España en los Oscar, tarea encomendada a "Vivir es fácil con los ojos cerrados", de David Trueba. "Sería ridículo tomárselo de otra manera. El niño era una película adecuada para esa carrera a Hollywood, pero también la de David, que es una opción estupenda", confesó con deportividad.

Lo que sí tiene claro este cineasta es el buen estado del cine "Made in spain" y su indiscutible calidad. "Mira Ocho apellidos vascos, un éxito inconcebible, como para que lo estudien los sociólogos. El niño también está teniendo un éxito magnífico, La isla mínima, o Torrente 5. Es un año realmente excelente para el cine español".

Desde su punto de vista se debería aprovechar este momento para "erradicar esos tópicos que hay sobre que al espectador español no le gusta su propio cine. O esos tópicos que corren por algunos sitios de que siempre el cine español ha sido sobre la Guerra Civil o de destape. Será que no han ido al cine desde los años 70. El éxito de cualquier película hecha en España se suma al conjunto, y hay que recuperar ese cariño del propio público español hacia su cine. En ese sentido, este año está siendo magnífico, aunque en la última década hay un puñado de películas españolas que han sido muy queridas por su público".

El director de "Celda 211" (2009), con la que obtuvo el premio Goya al mejor director en 2010, es muy detallista cuando aborda un proyecto que quiera llevar a pantalla. Siempre busca la autenticidad, vivir antes la historia en su propia carne para poder trasladar esos sentimientos y emociones, esas vivencias, al espectador.

"Celda 211 y El niño son dos películas que, aún teniendo una estructura dramática que pertenece al cine de género, negro, policiaco, thriller o de aventuras, para rellenarlas de carne, para que esos personajes fueran percibidos de la manera más auténtica posible, como yo quería que llegaran estas dos películas al espectadores, lo que hicimos yo y mi guionista fue no tratar de escribir una historia a partir de lugares comunes que nos vienen, en el caso de Celda 211, de películas carcelarias europeas o americanas, cuando es una realidad que la tienes muy cercana geográficamente en todas las ciudades".

Monzón reconoció que "ha sido una obligación moral conocer la realidad de cerca. Estuvimos por las cárceles, hablamos con muchos presos de sus vidas cotidianas, como llegaron allí, hablamos con funcionarios. A través de los cinco sentidos íbamos conociendo y empapándonos del ambiente, de toda la realidad que era aquello. Como nos dijo un preso ruso, la vida en la cárcel es como la vida fuera pero concentrado, como condensada. Es el mundo exterior en pequeño. Con El niño seguimos la misma estrategia que en Celda 211, que nos dio tan buenos frutos. Bajamos al Sur, hablamos con policías, con gomeros y con mucha gente".

Él tiene muy claro que "si la película es una aventura, lo primero que tienes que correr es esa aventura para poder contarla. Esa es la clave, que la aventura que vas a transmitir al espectador la hayas vivido tu primero en tu propia carne. Con El niño vivimos la aventura cuatro meses antes de escribir el guión. Cada película requiere un proceso de lectura para saber bien lo que quieres transmitir al espectador".

Esta ardua labor de documentación previa antes de preparar el guión de una película , también está muy condicionada al interés que le puede despertar el tema. "El tema me tiene que absorber, que me apasione, porque si a ti no te apasiona aquello en lo que te quieres embarcar, difícilmente le puede apasionar a la gente con la que tienes que hacer la película., y muy difícilmente puedes acabar apasionando al espectador. Para ponerme a hacer una película la historia me tiene que desatar una pasión que no me pueda contener, porque hacer una película es un trabajo largo y muy azaroso".

Daniel

Monzón

director de "El niño"

y de "Celda 211"