Está a punto de debutar en su primer proyecto operístico profesional, tiene raíces canarias y una voz que la convierte en una intérprete especial. La mezzosoprano Mar Campo está feliz del rol que desempeña en "La Cenerentola", una versión vanguardista del famoso cuento que se representará en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife del 23 al 26 de octubre. "No soy una defensora de lo moderno porque es moderno; las innovaciones en la ópera tienen que tener un sentido y estar justificadas", asegura la valenciana.

¿Estrenarse en Tenerife tiene unas connotaciones especiales?

Sí que las tiene porque en mí existen raíces palmeras; que es una parte de mi familia con la que estoy más identificada ya que es la que me ha transmitido la música, la voz, el ritmo... Es curioso que mi primera oportunidad se produzca en un lugar que no solo forma parte de mi sangre, sino que también están muy presentes en mis rasgos físicos.

¿Hay dudas a la hora de incorporarse a un mundo laboral en el que existe una gran competencia?

Yo tengo la enorme fortuna de contar con una voz de las que no hay, es decir, que me permite asumir papeles femeninos y masculinos en muchos registros y, por lo tanto, aunque no haya trabajo, eso siempre te da una ligera ventaja en un momento en el que no hay dinero en los teatros públicos y es la iniciativa privada la que tiene que apostar por la cultura . La competencia sí que se nota porque en el pasado solamente estudiaban canto los que se lo podían permitir y, a pesar de que en España todavía falta una cultura musical más sólida, hoy ya no es una rareza extrema que un niño quiera estudiar canto, aunque siempre te puedes llevar una sorpresa:aún hay gente en este país que te pregunta: ¿y además de cantar, en qué trabajas?

¿Es evidente que hay un error de base?

España no es un país puntero en eso... La pasión artística es algo que tiene mucha gente, pero no todos tienen medios para poder desarrollar ese talento. Además, como es algo que no existe en el modelo más básico de educación, estás obligado a buscarlo por tu propia cuenta. Vivir de esto no es fácil, pero tampoco lo es sobrevivir como actor o bailarín.

¿Y este género musical, continúa siendo observado como algo extraordinario, o se ha normalizado?

La ópera siempre ha estado considerada como algo elitista porque es un género que siempre movió muchísimo dinero y que solo se lo podía pagar una minoría. La ópera nació como algo que debía divertir al rey, pero de eso hace ya mucho tiempo... Hoy en día puedes ir a la ópera por 10 euros, aunque no la veas muy bien, la puedes ver en un canal temático de televisión, se originan proyectos específicos para niños, es decir, que nos estamos acercando a un modelo operístico en el que un ciudadano no se queda excluido de la ópera ante la imposibilidad de comprar una entrada. Si obligas a pagar 100 euros por ir a la ópera, la gente no irá al teatro. Tampoco es bueno captar la atención de nuevos públicos con proyectos demasiado vanguardistas. Yo no estoy tan de acuerdo en el hecho de que haya que cambiarlo todo porque la gente que va a la ópera quiere ver una historia fácil; desea vibrar con "La Traviata", quiere sentir "Tosca", no le importa llorar con "La Bohème" y no necesita que todo eso se lo presenten en un contexto supermoderno en el que los intérpretes van en naves espaciales. Yo no soy una defensora de lo moderno porque es moderno; las innovaciones en la ópera tienen que tener un sentido y estar justificadas.

De sus palabras se desprende que no le agradan en exceso los experimentos operísticos.

A mí me gustan las cosas que están bien hechas... Claro que me gustan los experimentos, pero me gustan los que están bien hechos. No hay que buscar la provocación porque es algo que vende, sino vender el arte. A mí me da igual que me presentes una "Traviata" tradicional o una ambientada en el 2050 porque lo importante es que esté bien hecha. La provocación no puede ser un valor en sí hoy en día; lo era hace 100 o 150 años más atrás. Entonces enseñar un culo en un escenario era un gran escándalo. Hoy, en cambio, entras en internet y encuentras todos los culos que quieras.

¿Existe un afán desproporcionado por rizar el rizo?

Lo que no puede pasar es que como no tienes dinero para hacer algo tradicional, me intentes vender la moto de algo moderno con cuatro mesas y dos sillas. El arte tiene que medir muy bien este tipo de cuestiones. En la ópera de hoy manda el director de escena. En el pasado los que decían cosas eran los cantantes, primero, y luego los directores musicales, pero hoy todo lo controla el director de escena. Ellos hacen y deshacen en función de sus gustos. Hace unos años a nadie se le hubiera ocurrido subir sobre una silla a la Caballé. Los cantantes de hoy no podemos elegir: tienes que cantar y hacer el pino cantando.