La artista tinerfeña María Belén Morales (Santa Cruz de Tenerife, 1928) sigue muy activa, con ansias de experimentar y de dar forma a esas inquietudes plásticas que definen su existencia. Resultado de ese afán por crear son las piezas inéditas que expone hasta mañana, 17 de octubre, en la sala de arte Espacio Bronzo de La Laguna, cuatro esculturas en bronce de medio formato y diez dibujos a pastel, que se presentan con el título "María Belén Morales en Bronzo".

Esta reconocida escultora, una de las fundadores del grupo Nuestro Arte, defiende la idea de que la mente es la que define el camino que recorres. "Sigo trabajando entusiasmada con lo que hago. Si me arrepiento de cualquier cosa lo rectifico, porque así es el arte. Se dice que es vocación, y yo digo, no. Esto es un vicio, porque a mis años tenía que estar sentadita en un sofá, dándome la buena vida", aseguró con sinceridad.

En este sentido, señaló que en "el arte tienes como una idea de que estás terminando, como ahora, que terminé una obra que para mí ha sido importante en los bronces, pero después estás pensando en otras cosas. O sea, que no te puedes parar. Tienes que seguir trabajando, investigando, buscando nuevas formas de expresión. Siempre estoy en eso, si no me moriría de pena".

Esta artista, que tuvo como maestros a Pedro de Guezala y a Mariano de Cossío, entre otros, que estuvieron presentes en su época figurativa, siempre ha sido libre en su creación, hasta derivar en una muy peculiar abstracción. "Nunca me he preocupado por trabajar para un determinado público, ni una determinada sensibilidad. Lo que hago es sinceramente mío y si hay alguien que conecta en ese momento con mi obra, pues completo. Pero si hay personas que no están acostumbradas a ver arte como este, o que esperan ver un bodegón o un retrato, pues hace tiempo que me fui de eso, porque la fotografía es la que refleja fielmente como es la persona y el bodegón. Yo he ido creando poco a poco mi propio mundo, mi propia línea, que no se si estará equivocada o no, pero aquí sigo".

La obra que presenta en La Laguna refleja la concepción geométrica y de líneas convergentes que generan volúmenes, límites y aperturas al espacio, claves de su lenguaje artístico.

"Estoy llegando a un punto en el que trato de sacar de la diagonal todo lo más posible, porque la diagonal tiene una vibración especial, y aparte de esa diagonal, estoy creando mi propio lenguaje. No me fío ni de las modas ni de lo que están haciendo otros. Mi aspiración es tener un lenguaje universal que se pueda entender en todos los sitios", matizó.

Morales, cuya entrega al arte también le ha inclinado a diseñar joyas, ha experimentado con muchos materiales en su dilatada trayectoria artística, pero el metal ha ocupado un lugar privilegiado, como la madera. "El metal lo he utilizado entre madera como una línea de luz. Si trazas una luz lo que mejor lo expresa es el metal. He utilizado el aluminio, el bronce, el cobre, o sea que a todo le he sacado un partido dentro de mi lenguaje plástico. Al cobre le puedes sacar lo que quieras, porque es dúctil, y haces lo que te da la gana, pero hay veces, por ejemplo, el acero inoxidable, que no hay quien lo trate. Una vez probé una lámina para un mural, un encargo, y cuando le daba un golpe por un lado se iba para el otro. O sea, que no".