Nunca le sobraron kilos, pero su delgadez se ha agudizado desde la última vez que coincidí con él. "Lo que más me duele es ver cómo mis amigos me han dejado de hablar. Sé que no me hablan porque tienen miedo y están siendo muy perseguidos para que no tengan ningún contacto conmigo", afirma el aún teniente del Ejército de Tierra Luis Gonzalo Segura de Oro-Pulido, autor del libro "Un paso al frente" (Tropo Editores). "Volvería a repetir los mismos pasos; no me arrepiento de nada", asegura un militar que ha cumplido un arresto de 60 días en un centro de Colmenar Viejo (Madrid), recinto en el que inició una huelga de hambre de 21 días y por la que tuvo que ser ingresado en un hospital. "El aislamiento de estar en un lugar tan vulnerable; en un sitio en el que se dan situaciones que no salen a la luz no es nada cómodo", relata el denunciante de corruptelas, trapicheos y una serie de abusos de poder por parte de la cúpula militar de este país.

"Los militares se comportan como matones de discotecas; te dan palos cuando los focos no están sobre ellos... Aprovechan la falta de luz para cometer sus atropellos, pero en estos momentos hay focos sobre mí y, por lo tanto, se lo están pensando... De todas formas, sé que de una forma u otra van a venir a por mí. Tengo datos de sobra para pensar que me van a hacer pagar lo que he hecho", añadiendo que "ahí fuera te encuentras de todo. Desde el jefazo que me insulta por haber escrito Un paso al frente, a los compañeros que me transmiten su ánimo porque saben que esto tenía que pasar tarde o temprano. También están los que dieron un paso a un lado porque, aunque comparten todo lo que se dice en este libro, tienen unos compromisos familiares que les impiden exponerse a una sanción parecida a la mía. Sigo siendo militar, pero han decidido que no vaya a la oficina; que me quede en casa a la espera de que se solucione el expediente gubernativo por el que habrá otras causas judiciales", declara Segura de Oro-Pulido. "Insisto, lo que más me ha dolido es sentir que los amigos no están: ellos me han dejado de hablar por miedo y porque están amenazados".

Ya ha perdido el 25% de su sueldo y en breve su nómina quedará reducida al 50%. "Esa es otra manera de minar mi moral... Lo que no termino de entender es que si todo lo que digo en Un paso al frente es verdad y, por lo tanto, les duele tanto, por qué soy yo el arrestado y no las personas que han cometido esas faltas tan graves", se cuestiona el oficial que estuvo destinado, entre otros puntos, en la Jefatura de Información y Telecomunicaciones del Ejército de Tierra. "Sé que estoy siendo acosado laboralmente con la intención de que me vaya, que no me quieren ver por las instalaciones en las que trabajo para que no sea un elemento contaminante y que están poniendo todos los medios que tienen a su alcance para lograr mi expulsión", enumera antes de aportar una solución. "Esto se puede arreglar en unas cuantas semanas o estar así años. Lo único que sé es que ahí fuera hay mandos que me dicen a la cara: ¡No te quiero ver por aquí! El único que puede solucionar este problema es el ministro de Defensa. Él es el que puede decidir mi posible destino".

Hoy le espera en Madrid una citación relacionada con otro juicio en el que podría ser condenado hasta con seis años de privación de libertad. "Vivir con la incertidumbre de esperar a ver qué pasa mañana no me permite hacer planes, ya que estás a merced de lo que un tribunal militar decida", declara en torno a un caso del que era plenamente conocedor de las consecuencias irreparables que iban a tener para él. "El hecho de que supiera antes de hacer esta novela que todo esto me podía pasar no significa que lo que está ocurriendo sea legal. En ese sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dejado bien claro que los militares tienen la capacidad de hablar de asuntos que son útiles para mejorar el funcionamiento de las Fuerzas Armadas. Yo únicamente estoy ejerciendo mi derecho de libertad de expresión, que es algo que me habían arrebatado en el Ejército", denuncia respecto a una situación que hace unos días encontró en "El intermedio" (La Sexta) una enorme difusión nacional. "No ha sido fácil que los medios se fijaran en mi situación, pero en ese programa quedó demostrado que lo que yo digo en Un paso al frente es cierto. No todo lo que me ha pasado en el último año y medio ha sido malo; también he logrado recuperar la libertad para hablar de todo esto con un periodista en Tenerife", agradece.

Segura de Oro-Pulido, que entre otras muchas denuncias incide en la venda que se ha puesto el Ministerio de Defensa para que en España haya en la actualidad más mandos de los que son necesarios, asegura sentirse indefenso ante la posición de un fiscal (que al igual que el juez pertenece a la alta cúpula militar) que solicita una pena de seis meses por cuestiones que tienen que ver con la Seguridad Nacional. "¿Qué amenaza puedo ser yo, si lo único que he denunciado son corrupciones? Yo nunca hablé de cuestiones estratégicas", puntualiza el madrileño sin perder de vista el encierro que acaba de sufrir. "Hasta que no pierdes la libertad no te das cuenta de lo valiosa que es", concluye un oficial que ha decidido mantener activa su cruzada literaria.

Siete ediciones y 25.000 libros vendidos

Luis Gonzalo siempre ha dicho que "más allá del valor literario de Un paso al frente, que, a su juicio, tiene carencias narrativas, este libro debe ser un referente para todos los que quieran saber el funcionamiento de las Fuerzas Armadas en España. La obra -que ha sido edita por Tropo Ediciones hace un año aproximadamente- va ya por su séptima edición y lleva vendidos por el momento más de 25.000 ejemplares, cifra que habla de la importante repercusión que está teniendo.

"A día de hoy no barajo entrar en política"

En un ciclo en el que el mapa ideológico español hace aguas por los cuatro costados, Luis Gonzalo admite sin ataduras que "en los últimos meses he sentido el cariño de muchas personas que me han dado su apoyo y que incluso han impulsado una plataforma a favor de la causa del teniente Segura, el rechazo y el asco de los que forman parte de la mafia del Ejército y el acercamiento interesado de los que creen que a mi lado pueden sacar algún tipo de rédito. "La política me interesa desde el momento en el que es un instrumento desde el que se pueden realizan cambios, pero nada más. Esa no es una opción para mí, es decir, al día de hoy no barajo entrar en ningún partido político", concluye.