Los interesados en la obra del pintor surrealista tinerfeño Óscar Domínguez (La Laguna, 1906 - París, 1957) están de enhorabuena. A la exposición permanente que se ofrece en el TEA de Santa Cruz, con los fondos acumulados durante más de dos décadas en lo que iba a ser el Centro de Arte y Cultura Contemporánea Óscar Domínguez, se suma ahora otra muestra, la titulada "Óscar Domínguez. La belleza convulsiva", que se inauguró ayer, en la Fundación Cristino de Vera de La Laguna, donde permanecerá abierta hasta el 31 de enero de 2015.

El acto contó con la participación del presidente de la Fundación CajaCanarias, Alberto Delgado; la directora de la Fundación Cristino de Vera, Clara Armas; el concejal de Urbanismo Juan Manuel Bethencourt y el comisario de la iniciativa, el catedrático de Historia del Arte Contemporáneo de la Universidad de La Laguna, Fernando Castro Borrego.

La exhibición está integrada por dieciocho piezas, cuyo hilo conductor, según el citado profesor, es el concepto "de belleza convulsiva, lema poético acuñado por André Bretón", uno de los principales bastiones del movimiento surrealista, amigo de Domínguez que participó en la II Exposición Internacional del Surrealismo que se celebró en Santa Cruz de Tenerife en el año 1935, promovida por Gaceta de Arte.

La muestra está presidida por dos cuadros que han sido prestados para la ocasión por el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid. Se trata de las obras tituladas "Cueva de guanches" (1935) y "Mariposas perdidas en las montañas" (1934), que encarnan la idea de la belleza convulsiva, aseguró Castro Borrego. "Estas obras están inspiradas en la cultura de los antiguos pobladores de las Islas, evocan con nostalgia el recuerdo del paisaje insular", precisó.

También comentó que este proyecto "evidencia el proceso evolutivo de Óscar Domínguez que, manteniéndose fiel a la doctrina surrealista, introduce en la etapa final de su obra una iconografía inspirada en la vida cotidiana, donde la imagen de la mujer ejerce un importante papel".

La colección reunida en La Laguna refleja las diferentes tendencias que marcaron la producción de Domínguez, desde la etapa daliniana, a la que pertenece "Cueva de guanches", pasando por las decalcomanías, de las que se exhiben media docena, cuatro de ellas fechadas en el año 1936 y otros dos en 1953 y 1954. Esta técnica fue utilizada después por otros artistas del movimiento surrealista

También está presente la época del triple trazo, y la de paisajes cósmicos (1939), una de las más interesantes de su carrera. Asimismo, destaca su "Autorretrato" (1926), primera obra con fecha que se conoce y que está firmada por Óscar; además de estar muy bien representado el periodo de los años 50, con obras como las tituladas "Atelier" y "Le papillon".

Para el profesor Castro, Domínguez escenifica "maravillosamente el concepto de belleza convulsiva, que obedece a algunos principios estéticos fundamentales de la teoría de la imagen surreal. Por eso la exposición gira en torno a Cueva de guanches, que encarna esa idea de belleza convulsiva. La exposición se articula a partir de ese fundamento".

Para este especialista en la obra y vida del pintor tinerfeño, máximo representante del surrealismo canario junto a Juan Ismael, "Domínguez combinó el indigenismo y el surrealismo", que a su juicio no es exclusivo de la Escuela Luján Pérez de Las Palmas. "El tema aborigen es tratado por Domínguez. Cuadros muy representativos son Cueva de guanches y Mariposas perdidas en la montaña. En el primero se refleja la idea de las cuevas donde vivían y en el segundo la imagen del Teide, tal como se representaba en algunos grabados de libros antiguos de viajes, que simboliza uno de los temas de la religión aborigen, el concepto de Axis Mundi, que ha desarrollado Antonio Tejera Gaspar en algunos libros", matizó.