Vuelve "The Walking Dead", la serie que plantea un apocalipsis zombi, en el que los muertos vuelven a la vida, en un intervalo de entre tres minutos y ocho horas, con la malsana intención de devorar a todo bicho viviente. En este devastador contexto, grupúsculos de humanos luchan por la supervivencia, no solo enfrentándose a los muertos redivivos sino al resto de sobrevivientes. Y es que como enuncia Frank Darabont, uno de los artífices de la primera temporada (al final de la cual fue despedido), "los walking dead del título son en realidad los humanos supervivientes".

La principal virtud de la sanguinolenta serie es haber conseguido que lo que en los 70 era "underground", o sea una producción audiovisual donde priman las escenas de gore explícito, en el siglo XXI se haya convertido en "mainstream", reconvirtiendo los mecanismos del "blockbuster" cinematográfico a la televisión. El éxito del videojuego "Resident Evil" en los 90 y el remake "El amanecer de los muertos" (2004), auspiciado por la Universal, han allanado el terreno a "The Walkind Dead". También ha influido el hecho de que la sociedad contemporánea haya perdido la inocencia por acontecimientos de relevancia mundial como el 11-S de Nueva York, el 11-M de Madrid o el 7-J de Londres.

"The Walking Dead" se ha dedicado, a lo largo de cuatro temporadas, a destripar la hexalogía de George A. Romero, a John Carpenter o a Richard Matheson. Si el primer capítulo que vimos de la serie era una reinterpretación de la novela "Soy leyenda", de Matheson; y la tercera temporada era netamente "carpentiana", el conjunto de la serie referencia constantemente las seis películas que Romero dirigió entre 1968 y 2009. Para los neófitos, cabe recordad que Romero dio carta de natalicio al subgénero de zombis en 1968 con la seminal "La noche de los muertos vivientes". Aunque la originalidad de "The Walking Dead" brille por su ausencia, para el gran público resulta novedosa ya que no ha visto el cine de zombis rodado en las décadas de los 70, 80 y 90. Ya sabemos que la cultura de masas no tiene memoria.

La primera imagen del primer capítulo de la primera temporada mostraba al sheriff protagonista disparando en la sien a una niña zombi, la siguiente escena era una intrascendente conversación entre dos compañeros policías hablando de por qué las mujeres no apagan las luces. Los ocho primeros minutos de este capítulo son un diáfano ejemplo de una de las características esenciales de la serie: la alternancia de fogonazos visuales con tediosos diálogos que pretenden tener cierta trascendencia. Entre las epatantes secuencias destacan la del plano cenital de un tanque rodeado de hordas de muertes vivientes que buscan saciar sus ávidos apetitos o la de dos humanos intentando huir impregnados en sangre de zombi, pero son delatados por una inopinada lluvia. Otro de los puntos fuertes de la serie es el excepcional maquillaje, obra de Greg Nicotero (que ya trabajara con George A. Romero en "El día de los muertos", 1985), que no se limita a esta función, ya que también ejerce de productor ejecutivo y ha dirigido varios capítulos de la serie, entre ellos el 5x1.

Hacemos un recuento de lo que ha acontecido en las cuatro temporadas pretéritas. Tras muchos avatares solo quedan cinco personajes de la primera temporada: el sheriff Rick y su hijo, Carol (que ha evolucionado de víctima a diestra ejecutora), el surcoreano Glenn y Daryl, el arquero. Por el camino se quedó, Lori, al dar a luz. Entre los nuevos personajes, destacan Michonne, la circunspecta espadachina, y Eugene, que dice conocer el remedio para acabar con los caminantes. Tras localizarse en las calles de Atlanta y en un campamento en el bosque en la primera entrega; en una granja, en la segunda; en una cárcel, en la tercera y mitad de la cuarta, la quinta temporada presenta la incertidumbre de que ningún lugar es seguro.

Partiendo de los cómics creados por Robert Kirkman (figura como guionista y productor en los créditos de la serie), Tony Moore y Charlie Adlard, el primer capítulo de la quinta temporada empieza con canibalismo (nada que sorprenda al espectador perspicaz) y con una nueva modalidad de caminantes: zombis flamígeros. A estas alturas, el personaje del sheriff protagonista ha evolucionado, ha transitado de representar la moralidad y la autoridad a ser un superviviente que mata sin pestañear. Asimismo, su hijo, ha pasado de lloriquear a matar sin miramientos (ajustició a su propia madre en la tercera temporada). La sensación es que están estirando la serie, aunque a sus seguidores más acérrimos esto no parece importarles lo más mínimo y ya se ha anunciado una sexta entrega. Esperemos que no se desdibuje como "True Blood" y no deseemos que los maten a todos. En el fondo, el leit motiv de "The Walking Dead" no es otro que enfrentarnos a nuestro irracional miedo a la muerte.

Canal+ acaba de estrenar la primera temporada de "Fargo", una serie basada en la película homónima de los hermanos Coen, que explora las posibilidades de la América profunda del siglo XXI a través de la figura de un personaje pacato, que durante cuarenta años ha acatado las normas hasta que se cruza en su camino un asesino a sueldo, encarnado por Billy Bob Thornton.

La cuarta temporada de "Homeland" ha arrancado en Fox. El personaje que interpreta Claire Danes vuelve a vivir en primera persona una imbricada trama sobre espionaje mundial, pero ha perdido fuelle respecto a las dos primeras entregas. Por su parte, la irreverente "South Park" llega a su decimoctava temporada gozando de buena salud. La emite Comedy Central. La serie creada por Matt Stone y Trey Parker vuelve a hacer reír con argumentos descacharrantes y políticamente incorrectos.

Una de las series más divertidas de los últimos años, "The Big Band Theory", acaba de estrenar, en TNT, su octava temporada. El grupo de científicos frikis liderados por el peculiar Sheldon Cooper hará reír de nuevo a todo tipo de público.