El cine argentino reciente, caracterizado por diálogos precisos e historias apegadas a la realidad, como clarifican títulos como "Garage Olimpo" (1999), "El hijo de la novia" (2001), "Kamchatka" (2002), "El camino de San Diego" (2006), "Leonera" (2008) o "Buenos Aires, 1977" (2009), últimamente está sorprendiendo por la apuesta por el cine de género como demuestran "El secreto de sus ojos" (2009), "Fase 7" (2011), "Séptimo" (2013) y esta "Relatos salvajes".

La diferencia de "Relatos salvajes" con "El secreto de sus ojos", "Séptimo" o "Fase 7" es que toma la realidad como materia prima para plasmar una comedia impregnada de humor negro. La película está dividida en seis episodios, inspirados tibiamente en la serie de televisión "Cuentos asombrosos" (1985-87), de Steven Spielberg, y el primero de ellos, que funciona como prólogo, nos introduce en un juego cinematográfico que busca la complicidad con el espectador que vive estresado en zonas urbanas. Los tres primeros episodios están protagonizados por tres de los mejores actores argentinos del momento: Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia y Ricardo Darín. "Relatos salvajes" fue uno de los filmes más vitoreados en el último Festival de Cannes y la razón hay que buscarla en el hecho de que cualquiera se puede sentir identificado con la historias que protagonizan los personajes de "Relatos salvajes". ¿Quién no ha tenido un altercado verbal al volante de un coche?, ¿quién no se ha dado de bruces con la burocracia? o ¿quién no ha tenido que pagar una injusta tasa económica? Lo que explica que el público se ría a carcajadas como forma de liberar tensiones.

Enfados cotidianos que nada tienen que ver con el subgénero de justiciero urbano, que encontró en Charles Bronson a su máximo representante en los años 60 y 70. De todo la maraña de títulos que acarreó este género solo recuerdo un título digno de mención: "El ciudadano se rebela" (1974), protagonizada por Franco Nero. "Relatos salvajes" se desmarca de este tipo de cine al usar el sentido del humor como coartada.

Damián Szifrón teje un sólido ejercicio de justicia poética canalizado por medio de la violencia catártica. Szifrón se aprovecha de la crispación social que se palpa en Buenos Aires para reflejar con inteligencia y sentido del humor los detonadores de la violencia no para llamar a la rebelión ciudadana, sino para reírnos de las pequeñas miserias de la vida cotidiana para no llegar a explotar en cualquier momento, como le pasa al personaje de "Un día de furia" (1993), de Joel Schumacher. Szifrón no es un recién llegado. Este es su tercer largometraje tras "El fondo del mar" (2003) y la singular "Tiempo de valientes" (2005). Procedente del mundo de la televisión, su mayor éxito hasta la fecha había sido la serie "Los simuladores", que demuestra que también se sabe desenvolver en tramas más amables.

Uno de los principales aciertos de la cinta producida por los hermanos Almodóvar es su poderío visual que resalta sobremanera en el episodio de la batalla automovilística, que recuerda al "Diablo sobre ruedas" (1971), de Spielberg. Planos cenitales, cámaras a ras de suelo, planos imposibles... forman parte del despliegue visual de una película que pretende ser un ajuste de cuentas con una realidad injusta ejemplificada en la imagen en la que varios ciudadanos sacan dinero de varios cajeros automáticos para pagar multas o en la frase, enunciada por uno de los desquiciados personajes: "Los hijos de puta gobiernan el mundo".

Sin lugar a dudas el gran estreno de la semana que viene será "Intersterllar", la nueva propuesta de Christopher Nolan, uno de los cineastas más interesantes del denominado "cine comercial". En esta ocasión, tras adentrarse en el mundo de los sueños y en las mejores películas de la saga Batman, se atreve con un filme ambientado en el espacio, un espacio idóneo para dar rienda suelta a su imaginería visual.

Otras opciones son la comedia "French Women", que reúne a Isabelle Adjani, Laetitia Casta y Vanessa Paradis; "Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso", una cinta de aventuras para toda la familia; la cinta de animación "Dixie y la revolución zombi"; "Justi&Cia", que aúna drama y comedia a partes iguales; "El amor es extraño", que aborda el tema del matrimonio homosexual; el filme mexicano "Espacio interior", que gravita en torno a un secuestro; "El estigma del mal", que cubre la cuota de cine de terror de la cartelera; la croata "Los niños del cura", una curiosa comedia en la que un cura decide fomentar la natalidad de su comunidad; y el documental británico "20.000 días en la Tierra", que se centra en la figura del ínclito músico Nick Cave. Sea cual sea su elección, no dejen de ir al cine.