Algunos de los diseños arquitectónicos más satisfactorios del mundo son los incluyen y contextualizan la cultura local donde son construidos. Esta fue la primera intención de Aedas arquitectos al proyectar el Hotel Indigo: reflexionar, sobre la naturaleza vibrante de Asia, la ciudad de Hong Kong y el barrio de Wan Chai, y sobre cómo conseguir una coherencia entre su situación en una ciudad global y la escala humana que todo barrio requiere conservar.

Aedas fue clasificada recientemente como la quinta empresa de arquitectura más influyente del Reino Unido al mismo tiempo que se anunciaba su división en dos. Sus trece oficinas de China, el sudeste de Asia, Oriente Medio y EE.UU., continuarán operando bajo la marca Aedas, mientras que las ocho oficinas del Reino Unido y las oficinas en Rusia, Polonia y Kazajistán operarán bajo un nuevo nombre: AHR.

Cuando abordaron el proyecto del Hotel Indigo lo hicieron sin las restricciones de un resultado preconcebido. Por el contrario, los conceptos iniciales pensados para el edificio fueron analizados estudiando atentamente la luz solar y la iluminación que proporcionaba en cada momento del día. Así, la orientación del volumen principal y el efecto de sombras que creaban los edificios vecinos creó un patrón, distinto a los demás, de sol y sombra en las distintas alturas del edificio. Aedas utilizó esta valiosa información de la naturaleza del sol para crear un dispositivo de sombreado externo único sólo donde el edificio más lo necesitaba. La forma resultante se asocia con la imagen de un dragón que envuelve el edificio, arraigándolo aún más con la cultura y las tradiciones de Asia. El dramático fondo de cristal de la piscina que sobresale en voladizo sobre la azotea, brillando en la noche, se considera como una perla brillante, a menudo también asociadas estas con los dragones chinos.

En una escala de ciudad, la idea de que el dragón envuelve y trepa por el edificio para alcanzar la perla es increíblemente fuerte y ayuda a crear esa adicción única al skyline de Hong Kong. La sutil iluminación inteligentemente proyectada por los arquitectos y oculta sobre las pequeñas aletas solares de la fachada permite al dragón brillar, literalmente, por la noche.

El barrio de Wan Chai, donde se sitúa el hotel, se caracteriza por tener una densidad rara respecto a la idea que en occidente tenemos de Hong Kong, donde sobreviven aún muchos edificios históricos de baja altura (el templo Hung Shing, la terraza de Nam Koo, etc.) a menudo con las puertas cerradas, que se abren con balcones en el nivel superior. Los arquitectos de Aedas consiguen una escala humana mediante el diseño de dos elevaciones de piedra que imitan esa historia y que captan, y respetan eficazmente, la escala de los edificios históricos.

La piscina de la azotea y la zona de relax adyacente parecen haber sido diseñados para proporcionar una sensación de oasis dentro de la ciudad. El hotel Indigo fue premiado como la mejor arquitectura hotelera por los Property Awards de Asia y el Pacífico en 2013.

Al lado, frente a Queen''s Road, Aedas hace una moderna interpretación de la casa de te china, que acompañan de un jardín hundido y sereno que proporciona un momento de tranquilidad en la bulliciosa ciudad de Hong Kong. Y ahí es donde espero poder decir en breve "bonjour Hong Kong", pues aunque no duerma en ese hotel nada me va a privar de algo tan maravillosamente decadente como descansar con los periódicos del domingo, frente a un café y un Yummy breakfast (huevos, tostadas y algo de cerdo al estilo chino), tratando de olvidar que el lunes existe y que occidente queda tan lejos...