En cuanto se hizo oficial el cuadro ganador de la IX edición del Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora respiró y comenzó a maquinar lo que vendrá en 2015. "Llevamos cinco años en crisis y cuatro buenos, MiradasDoc ya es un superviviente", replica Alejandro Krawietz mientras los premiados celebran una victoria que el director disfruta a otra escala con sus colaboradores. "Estoy contento; satisfecho por el hecho de que una programación tan descarnada y difícil haya sido aceptada", agradece el gestor de una aventura que este año reunió a más de 12.000 espectadores en torno a una temática con muchas aristas.

"La dependencia ha marcado un festival en el que se han visto cintas de autismo, de enfermos terminales, de trastornos mentales -sobre esa temática gira "El cuarto desnudo", título que ganó el bloque internacional-, de historias que a priori nos daban mucho miedo porque no sabíamos cómo iban a ser interpretadas por el público. Lo cierto es que ha sido una experiencia reconfortante. Esa es la palabra. Nos agradó ver que el público seguía hablando en corrillos de una película que habían visionado dos horas antes. Eso significa que las sensaciones que recibieron fueron positivas", descubre Alejandro Krawietz de un certamen en el que, según él, los niveles de calidad han rozado la excelencia.

"Los jurados lo tuvieron complicado para elegir a los ganadores. Yo he estado presente en las deliberaciones, sin voz ni voto, y lo único que puedo decir es que he sufrido como un perro porque había muchos documentales que estaban en esa frontera para ganar. Al final, ellos tomaron las decisiones que consideraban más justas", revive respecto al acta que se leyó anoche en el Auditorio de Guía de Isora. Esa, la excelencia que dominaba muchas propuestas, y los niveles de afluencia en las proyecciones fueron dos aspectos que subrayó el director de MiradasDoc. "Reunir a más de 12.000 personas en una semana no está al alcance de muchos festivales. Eso es lo que nos hace mirar con optimismo a la edición de 2015", añadiendo que "lo deseable es que reconozcan ya nuestros méritos y nos dejen competir en igualdad de condiciones con los mejores festivales del mundo", introduce en una fase de la entrevista en la que aflora la inestabilidad económica que está condicionando el crecimiento de una iniciativa que en 2010 caminó sobre el alambre con un riesgo importante de pegarse un taponazo mortal.

"Ese año casi nos quedamos para siempre, pero optamos por reformar el sentido de maridados y se logró un compromiso a tres por parte del Ayuntamiento de Guía de Isora, el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias... A partir de ese cambio de estrategia nos vimos obligados a apostar por un presupuesto de mínimos con el que debíamos salvar las tres patas esenciales de nuestro organigrama: el festival, la formación y el mercado", enumera el gestor.

A pesar de que la "mirada" del festival se ha quedado ciega con respecto a lo que está sucediendo en otras citas de características similares, Alejandro Krawietz no deja escapar la oportunidad para mencionar que "aunque ya llevamos más de cuatro años sin poder viajar a otros festivales, el público que viene a Guía de Isora sabe que cada día puede ver un par de joyitas del género documental. En ese sentido, hace unos días destacaron en un programa radiofónico nacional el trampolín que supone estar en MiradasDoc... Muchos de los títulos que comenzaron su proceso de exhibición en Tenerife tuvieron una enorme proyección en las agendas de festivales con los que hoy por hoy no podemos competir, pero que en el pasado estaban por detrás o a la par con nosotros", dice de un proceso de madurez que "nos tendría que volver a colocar muy pronto entre los mejores para que no se pierda todo este trabajo".

Pero Krawietz tampoco se olvida de lo poquito que faltó en 2009 para que MiradasDoc accediera a la categoría A de los festivales mejor tratados por el Ministerio de Cultura. "Esa vía de financiación no existe desde entonces y esa es una cuestión que está conectada con una reordenación que deja claro que no es lo mismo la gestión cultural que la cultura. Eso es algo que no solo está afectando a la industria del documental, sino a la literatura, la música, la pintura... El hecho es que han dado forma a una fórmula de entender el ocio que no caza con nuestra filosofía de trabajo. MiradasDoc nunca ha tratado a los espectadores como consumidores de un producto, sino como ciudadanos. Eso nos ha alejado del núcleo de poder central", critica sobre unos principios que empezó a descubrir en una reunión que tuvo lugar hace unos años en San Cristóbal de La Laguna entre el secretario de estado de Cultura y unos gestores culturales. "El bienestar social se mide en función de cómo se cuida la sanidad, la educación y la cultura. En ese sentido, lo que no puede ocurrir es que cada vez que se produce un revés el sector cultural sea el más castigado. Ahí es cuando convendría preguntarse si los recortes realizados han servido para mejorar nuestras condiciones sanitarias o sanear la banca, o por el contrario todo esto obedece a una cuestión ideológica que no tiene mucho sentido".

De vuelta a la parte técnica, Alejandro Krawietz no oculta que uno de los retos de MiradasDoc es "abrir miradas a mundos que están por descubrir. Los amantes de este cine saben que aquí no hay una mirada unidireccional, sino que en cada proyección se genera un debate que en muchas ocasiones bordea una moralidad difícilmente aceptable... Sentir cómo te sacuden las imágenes es un privilegio que hoy en día no abunda porque el gran cine está adormecido; la realidad está aquí", comenta justo antes de emitir una valoración muy personal sobre "El cuarto desnudo".

"Es un audiovisual con una pulcritud absoluta que presenta a los espectadores las vivencias de los internos de un centro en el que residen unos enfermos mentales. Su director es muy directo y muestra unos primeros planos en los que se ve a los chicos hablando, pero tiene como añadido un trasfondo muy solidario", valora de una producción mexicana que se impuso, entre otras títulos, a un documental también azteca -"Carita" se llevó una mención especial- que toca la vida de una actriz de 80 años que vive una especie de retiro al estilo de "El crepúsculo de los dioses".