Fernando Franco (Sevilla, 1976) ganó el premio Goya en 2014 como mejor director novel por "La herida", su primer largometraje, aunque también obtuvo en 2013 el premio Goya por el montaje de "Blancanieves", de Pablo Berger. Además, es autor de varios cortos como "Fuego para Vetusta Morla" y "Mensajes de voz", entre otros.

Este montador de cine español será hoy el protagonista de la clausura del ciclo "Encuentros con el cine", que se desarrollará, a partir de las 20:00 horas, en el teatro Guimerá de Santa Cruz, donde tras la proyección de su película habrá un coloquio-debate que estará moderado por el crítico e historiador del cine, Jorge Gorostiza. La entrada costará dos euros.

Franco, que considera que el cine español es rico a nivel creativo, en el que hay un montón de propuestas muy diferentes, confesó que está muy orgulloso de "La herida", una cinta protagonizada por Marian Álvarez, que obtuvo el premio Goya a la mejor actriz y la Concha de Oro en el mismo apartado en el Festival de San Sebastián, donde se estrenó.

"Estoy muy contento, porque era la película que quería hacer y me dejaron hacerla como yo quería. Pese a que el tema era duro, y una película fácil y complaciente, me han respetado mucho lo que tenía en la cabeza. No he tenido que sacrificar cosas o hacer concesiones".

Con respecto al cine que le gusta abordar, en "La herida" plantea la vida de una mujer que se siente satisfecha ayudando a los demás, pero fuera de su trabajo tiene problemas para relacionarse con los demás, comentó que le interesa "el retrato del personaje. Me interesa más el reto de construir personajes que tengan su psicología, que esté bien concebida, sea rigurosa, más que la trama. Me parece interesante construir personajes que el espectador pueda entender. No que se tenga que empatizar con ellos, pero por lo menos que los entiendan, que parezca coherente su comportamiento".

En este sentido, aunque no le gusta generalizar, para él un buen filme tiene que cumplir dos requisitos básicos. "Para mi es fundamental que la película no sea tramposa y que trate al espectador como una persona inteligente, y que sea honesta. Eso es lo más importante. Porque una película aclaradora, darle al espectador todo demasiado mascado, como si no tuviese capacidad de reflexionar sobre lo que está viendo, no me gusta. Para mi una buena película tiene que ser honesta y tratar al espectador como alguien maduro e inteligente".

Fernando Franco, a pesar de que ha rodado un largo y media docena de cortos, se gana la vida como montador de películas de otros directores, como la de Berger con "Blancanieves", la más conocida, aunque tiene en su haber otras diecisiete más. Es mucha la responsabilidad que está en sus manos, porque tras su trabajo sale casi la versión definitiva de lo que va ser un filme en la pantalla que verán los espectadores. Él lo decide junto al director y otros miembros del montaje.

"Realmente se toman decisiones de tipo creativo. Básicamente desde el principio del proceso de montaje que arranca con una toma. El hecho de visionar una toma condiciona muchísimo porque, de alguna manera, estás optando por algo de la interpretación del actor, lo cual va a marcar muchísimo el tono general de la película".

También explicó que "luego se tienen que tomar muchas decisiones que tienen mucho que ver directamente con la narración, con el guión, porque son decisiones de estructura, decisiones que afectan de alguna forma al resultado final. El guión es un a priori, es como una herramienta que sirve para rodar, pero una vez que está rodado es el material el que habla por sí mismo. Esto se hace siempre de acuerdo con el director, es como un proceso de diálogo".

El rodaje de una película que puede durar noventa minutos en pantalla exige muchas horas de grabación, de las que se eligen las secuencias que vayan con la idea del director. "Todo tiene que ver con el guión. Se rueda mucho material porque se han hecho un montón de tomas de diferentes ángulos, igual hay cosas que se han repetido veinte veces de diferentes maneras".