Hace unos días estuvo en Santa Cruz de Tenerife promocionando los temas de su séptimo disco, un álbum con el que la gaditana Merche dice estar viviendo un ciclo muy feliz: "En él confluyen la felicidad del momento tan personal que estoy viviendo -a principio de 2014 se materializó la adopción de una niña india de seis años- y la madurez de una carrera que me gustaría alargar durante muchos años", precisa la cantante en una entrevista que nace en uno de los bordes del parque García Sanabria en una tarde lluviosa.

"Quiero contarte" es su primera experiencia con Sony Music, ¿ya tiene un balance más o menos claro de este recibimiento discográfico?

Todos los ciclos tienen un inicio y un final. Sobre todo, cuando uno quiere ir por un camino y la compañía por otro. Cuando entre las partes no aparece ese punto de encuentro lo recomendable es agradecer las atenciones recibidas y volcarse en un nuevo proyecto. En estos momentos todo es de color de rosa, entre otras cosas, porque al principio de un amor todos mostramos nuestra mejor cara. Solo espero que esta relación sea duradera.

Tener el respaldo de una discográfica en estos tiempos tiene mucho mérito, ¿no?

Yo tuve la suerte de tener varias opciones y al final me decidí por Sony Music. A todo el mundo le gusta que le den una palmadita en la espalda y que te digan que sí, que sí... que nosotros tenemos las mismas intenciones que tú, las mismas ganas y queremos seguir tus pasos.

¿Pero en el directo es donde está todo el crédito de un artista?

Aunque se consume más música que nunca, los hábitos para acceder a ella han cambiado y sin los conciertos estás muerto.

¿Cómo es este disco?

Ya sé que todos los artistas decimos que lo último siempre es lo mejor, pero este disco tiene para mí un significado muy especial porque por fin encontré al productor que llevaba buscando desde que empecé en esto. Además, lo tenía tan cerquita que no me di cuenta de su existencia. La primera vez que hablé con él (Miguel Ángel Collado) le comenté: ¿dónde has estados metido todo este tiempo y cómo he podido ser tan tonta para no ver lo que me estaba perdiendo?

¿Lo interesante es haber sabido corregir esa especie de "ceguera" que tiene que ver con la producción de un álbum?

Encontrar en España esa solución ha sido un alivio porque con anterioridad mucho de mis discos los había grabado en Estocolmo, Los Ángeles o Miami buscando un sonido que creía que no existía aquí.

¿Por lo que cuenta, una parte importante de lo que le está ocurriendo en culpa de Miguel Ángel Collado?

"Quiero contarte" tiene 12 historias cotidianas de esas que le pueden ocurrir a todo el mundo, pero que él ha convertido en unos gigantes gracias a un sonido que me ha permitido disfrutar muchísimo con todo el proceso creativo de este disco.

¿Con 13 años de experiencias en su equipaje artístico se puede decir que su carrera ya está relativamente estabilizada?

Al principio me sentía un poco descolocada en este mundo, pero con el paso de los años una tiene más o menos claro las cosas que quiere hacer y cómo y con quién las quiere hacer... Yo he compuesto desde chiquitita y desde quería ser cantante desde que tuve uso de razón, pero esta no es una profesión fácil. Supongo que ninguna lo es, pero hay oficios que tienen mayor inestabilidad y este es uno de ellos. La madurez creativa se tiene que trabajar con disciplina; no me gusta que los días pasen en balde.

¿Le asusta más la competencia musical o la crisis?

Todos estamos sufriendo la crisis, pero lo cierto es que mires al lado que mires siempre vas a encontrar a una persona con talento. Lo único que no sobra en España es calidad para crear. En pocos países existe tanta competencia artística. Tanto los que llevan toda la vida, como los que vinimos un poco más tarde o los que aún están por venir merecen una oportunidad: aquí hay público para todos. Si el producto es bueno da igual que seamos 13 o 30 porque lo que quiere la gente es que le cuentes una buena historia a través de una canción, un libro o una película.

¿Espera que estas canciones le hagan a Tenerife en marzo de 2015 a recoger un premio?

Ojalá que vuelve a estar en esa lista, pero eso no solo depende de mí (ríe)... A lo largo de mi carrera he tenido la suerte de estar nominada a los Dial y los Grammy, pero yo no me recreo en el hecho de si me dan o me dejan de dar un premio; cantar es la recompensa. Eso sí, yo no oculto que me gusta que de vez en cuando se acuerden de mi trabajo: acepto los halagos y las críticas con normalidad; sin perder la perspectiva de que soy una persona expuesta a ella.

¿Estas canciones que tienen de distintas, al margen de los cambios en el sonido, con respecto a los seis trabajos anteriores?

Tiene las mismas raíces y la personalidad de siempre, pero espero que haya mejorado a todos los niveles. No solo de sonido, que eso sí que está, sino en la composición e interpretación. En este disco me he roto el alma; creo que siempre es bueno ofrecer una de más.

¿El margen de sorpresa mengua a medida que pasan los años?

Cuando llevas siete no es nada fácil que el público se vuelva a sorprender, pero hay que intentarlo. Por eso yo siempre digo: ¡hay que estudiar; hay que estudiar! Canciones bonitas hay muchas, voces bonitas hay muchas, artistas hay muchos... Conquistar a la audiencia es un reto apasionante.

Ahora está en medio de una de esas campañas que sirven para sumar aliados a la causa.

Que la gente te conozca no significa que te vayan a comprar un disco. Una cosa es que Merche sea más o menos popular y otra bien distinta que esas personas acudan a una tienda a adquirir mis canciones o se bajen mi trabajo de iTunes. Para que ocurra eso tienes que volver a llegar a su corazón. Ese cariño inicial no garantiza una fidelidad eterna. Eso hay que ganárselo día a día, pero eso no solo pasa en la música sino en todas las profesiones. Cuando uno se duerme y baja los brazos lo normal es que aparezca alguien que lo supera con trabajo.

¿En este trabajo hay emociones que no tienen nada que ver con su madurez artística?

Esas también están (sonríe)... Una de ellas vive conmigo desde el 6 de enero y es el mejor regalo que me ha dado la vida. Todas esas sensaciones están en este trabajo. Por esa razón no es bueno grabar un disco cuando estás deprimido/a. La tristeza es difícil de esconder.