Este artículo sobre DAFEN debería tener más imágenes que palabras, pues realmente son ellas las protagonistas de este pueblo, un suburbio de Shenzhen, ciudad fronteriza de China, a tan solo 30 kilómetros de Hong Kong. En Dafen trabajan más de 10.000 pintores que se dedican a realizar copias de cuadros para todo el mundo, y ya hay en esta pequeña ciudad más de 1.000 galerías de arte.

Todos sabemos que en China siempre ha existido una extraordinaria admiración por la cultura occidental, a veces casi una obsesión, pero la demanda de copias de trabajos de arte clásicos (y no tan clásicos) europeos no es culpa de los chinos solamente, sino de los occidentales, pues dicha demanda viene principalmente de Occidente, de Europa y Estados Unidos.

Les aseguro que Dafen supera todo lo que puedes imaginar: te puedes comprar el cuadro Room in New York II de Edward Hoppe por 55 euros, o el Retrato Dora Maar con gato de Picasso por 30.

En pequeñas buhardillas y grandes fábricas, el esfuerzo artístico de varios siglos se repite de nuevo cada día en esta ciudad meridional china. En apenas todo el tiempo que le tomó a Miguel Ángel pintar la Capilla Sixtina, este pueblo se ha convertido en uno de los mayores productores del mundo del arte. Producen el 70% de todos los cuadros que se venden en el planeta. En esta gran fábrica cada pintor realiza unas 30 copias al día, con sistemas de fabricación en cadena, donde cada artista se especializa en una parte de un cuadro en concreto, unos en las mejillas de la Gioconda, otros en el verde de los cuadros de Claude Monet, y así sucesivamente hasta el infinito, llegando incluso a dividirse la especialización en colores entre ellos.

El fundador de este lugar tan original (aunque se dedique a copiar) fue Huang Jiang, un despierto empresario que llegó a Dafen en 1989 buscando un lugar tranquilo donde poder atender los grandes pedidos de miles de cuadros que le hacían las grandes superficies comerciales americanas como Wal-Mart. Ya ven, cuando nos quejemos de las copias chinas pensemos que occidente tiene la culpa, pues si nosotros no demandáramos esas copias ellos no las harían (o al menos no a tan gran escala).

Una valla rodea los cinco kilómetros cuadrados de Dafen, sus artísticas calles empedradas al estilo europeo, llenas a reventar de galerías de arte y cafeterías, en suma, una fábrica con miles de talleres donde se puede encargar por unos 35 dólares réplicas de "casi" cualquier artista conocido. Réplicas de los girasoles de Vincent van Gogh, el cuadro más vendido - por tan poco como 2 euros- pero las ofertas van más allá de los clásicos. Hay retratos nítidos de iconos pop: Shakira, Kobe, Beckham. Mao Tse-tung, Elvis Elvis, Marilyn (copia de Andy Warhol por supuesto).

Y no pensemos que no piensan en la calidad de las copias. Al contrario, los artistas que trabajan en Dafen son elegidos entre los mejores estudiantes de las escuelas de Bellas Artes de China. No puedo juzgarles, ¿ustedes sí?

Por supuesto, tanta prosperidad ha levantado las críticas de numerosos creadores, celosos, como debe ser, de sus derechos de autor. Ante ello el Gobierno Chino ha prohibido vender copias de autores vivos y fallecidos hace menos de 70 años, atendiendo a las indicaciones internacionales sobre propiedad intelectual, pero, a veces, aquí las siguen vendiendo. Una de las que más éxito tienen es Georgia O''Keeffe.

El pueblo de DAFEN está orgulloso de lo que hace, considera que algún día crearán su propio estilo y tendrán su propio y original Da Vinci o Dalí. Tan orgullosos están que han creado en la ciudad un Museo de Arte, diseñado por URBANUS Arquitectos, equipo del que forman parte Xiaodu Liu, Yan Meng y Hui Wang, unos totales desconocidos en Occidente pero con muchísima influencia en la arquitectura china. Ahora que la ciudad se está convirtiendo en un atractivo turístico necesitan crear su propia arquitectura original.