Los mitos y los símbolos de la Europa Medieval, en concreto el santo Grial, además del surrealismo y la tradición visionaria en la historia, son algunos de los temas que estudia y apasionan a Victoria Cirlot, catedrática de Filología Románica en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que la semana pasada participó en el IV Encuentro Arte y Pensamiento de la Fundación Cristino de Vera de La Laguna.

La eminente medievalista barcelonesa ofreció una conferencia sobre "La visión y la creación artística: de Hildegard von Bingen a Max Ernst", en la que desveló las claves del pensamiento visionario en las artes, a partir de la obra de la citada abadesa del Rin del siglo XII, la mística von Bingen, hasta los artistas surrealistas, como Ernst. Estas cuestiones las ha estudiado en varios de los libros que ha publicado durante estos años.

Cirlot comentó que "esta comparación entre Von Bingen y Ernst es fructífera, porque me permitió comprender desde el lenguaje del siglo XX otro tan distinto como es el del neoplatonismo del siglo XII. Compartir no es confundir, por eso a cada uno de estos dos grandes visionarios hay que dejarlos luego en su mundo, porque Von Bingen era del mundo de lo sagrado, mientras que el de Ernst es un mundo secularizado, o ateo, como el mismo declaraba. Sin embargo, las imágenes, las visiones florecen en la obra de ambos. Esto es sobre lo que he trabajado".

En este sentido, aclaró que visionario "es aquel que no ve a través de los ojos físicos, sino a través de lo que llamamos el ojo interior. Y lo que se ve no son materialidades físicas, no es un objeto de percepción, sino que son realidades interiores. Imágenes mentales, oníricas, que tienen una textura semejante a la de los sueños y que luego serán trasladadas a soportes para constituir lo que llamamos imágenes plásticas".

Desde su punto de vista, el surrealismo es uno de los principales movimientos artísticos "que mejor se adecuaba para comprender la floración de imágenes, su aparición espontánea", aunque ya el arte medieval salió también de determinadas experiencias visionarias, o el "Apocalipsis", de Juan de Patmos, el escrito más rico en símbolos de toda la Biblia, "un flujo incesante de imágenes".

Para esta estudiosa, el surrealismo surgió por lo que surgen todas las vanguardias. "Es una necesidad de exploración de otras realidades y el surrealismo se plantea la indagación de otras realidades y justamente una de esas la encuentra en el sueño, y también en ese mundo de las imágenes".

Cirlot conoce perfectamente las aportaciones de Óscar Domínguez al surrealismo, en concreto las decalcomanías. "Acabo de ver la exposición en la Fundación Cristino de Vera. Me interesa lo que podemos llamar los soportes de la imaginación, o lo que André Breton llamó las superficies elementales, que es lo que a Domínguez le salió en las decalcomanías, lo que constituyen imágenes provocadores para despertar la imaginación. La decalcomanía, en ese sentido, lo que despierta es el ojo interior, porque a través de la frotación de dos papeles emergen paisajes creados automáticamente que la imaginación construye, reconstruye e interpreta".

Ella considera al pintor surrealistas lagunero un visionario que aportó otro mundo, que no se ve con los ojos físicos. "Es un mundo diferente, que es el mundo de la interioridad. El mundo que aportó Domínguez es un mundo fantástico, maravilloso, surreal, onírico... Son algunos de los adjetivos que se le pueden poner".

El mito del Grial y las leyendas artúricas, que han generado tanta literatura llevada incluso al cine, con películas como "Excalibur", por ejemplo, es otro de los temas analizados en profundidad por Victoria Cirlot.

Para ella "el Grial, en su etapa histórica concreta, responde al gran error de las Cruzadas, que es una búsqueda en el exterior de lo que corresponde al interior del ser humano. Esa gran confusión generó esa imaginación extraordinaria que fue el Grial, que responde además a un hecho histórico concreto que es la pérdida de Jerusalén. Cuando se perdió Jerusalén se inventó el Grial, pero el Grial no es el sepulcro o la copa de Cristo. No es una realidad material, sino una realidad interior".

La leyenda del Grial, que apareció en la literatura medieval, sigue aún vigente en pleno siglo XXI porque, además de su significado histórico, tiene un significado que va más allá. "Constantemente vamos buscando el Grial porque responde a una necesidad del individuo, que es la necesidad de conocer. Es la búsqueda del conocimiento y del amor. Son los grandes aspectos que construyen la búsqueda del Grial".

Por último, justificó la existencia de los mitos en todas las culturas. "Surge como una necesidad de comprensión conceptual. No es un discurso lógico, pero es a través de imágenes que son mentales desde luego. El mito es uno de los modos fundamentales de expresión del mundo, de la vida".