Tomando como hilo argumental la historia de Zoé, una jovencita ignorada por sus padres, aburrida y sin ilusiones, se desarrolla a lo largo de unas dos horas el espectáculo "Quidam" (voz latina que significa alguien, algo), interpretado por la compañía Circo del Sol en el MEO Arena de Lisboa.

Con rasgos que recuerdan pasajes de "Alicia en el País de las Maravillas", este alegato en contra del anonimato y la incomunicación de la sociedad -acaso en un tono postmodernista- comienza cuando la protagonista se toca con un sombrero y penetra en un mundo imaginario, acompañada de varios personajes, al tiempo que se suceden las actuaciones de acróbatas y actores, con un ritmo que lo llena todo de arriba hasta abajo.

Y como la fantasía no es patrimonio exclusivo de la infancia, el espectáculo -cuesta atraparlo al comienzo- invita al público a permanecer atento, dejarse llevar por la ilusión y a reflexionar.

Las acrobacias desafían la ley de la gravedad; los ejercicios de equilibrio resultan casi imposibles; las cuerdas se convierten en extensiones de los cuerpos; juegos infantiles como la comba y el diábolo se elevan a la condición de auténticas maravillas; los sketchs cómicos del maestro de ceremonias logran ponerle al show las pausas necesarias...

Acaso la aparición del clown y la banda sonora, original e interpretada en directo, recuerden en algo al tradicional circo.

Ciertamente, los gags cómicos cambiaron el ritmo y el pulso del público -los pequeños rieron-. En su número, el clown interactúa al sacar a personas para implicarlas en un hilarante y disparatado rodaje que escenifica una infidelidad amorosa. De nuevo la risa acude para aliviar las tensiones de unas acrobacias llevadas al límite. Se rompe así la perfección de los ejercicios y la historia se hace más real.

La música, mezcla de acordes clásicos, jazz, folclore.., con sonido de violín, cello, guitarra española y eléctrica, saxo, acordeón y teclados acompasa los momentos del show.

No hay redobles y los silencios suenan. La ilusión resulta momentánea y el viaje acaba, ¿o no?