Hace 40 años escandalizó a la sociedad madrileña, y española en general, con la puesta en escena de un "Jesucristo Superstar" protagonizado por Camilo Sesto y Ángela Carrasco. Hoy, a partir de las 20:30 horas, en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife nadie se quedará boquiabierto con la estructura de un musical que ha perdido su carga revolucionaria con el paso del tiempo. Emocionalmente Jaime Azpilicueta ha vuelto a crear un producto digno, un espectáculo cien por cien canario que a su juicio no tiene nada que envidiar a los que se exhiben en la Gran Manzana neoyorquina. Seis funciones en cinco días. Esa es la gran oferta de Navidad de un espacio que no quiso perder una de sus señas de identidad por culpa de la crisis.

¿El proyecto ha crecido más de lo que usted esperaba?

Esto es como la primera ecografía del embarazo: una madre espera que le certifiquen que todo va bien y, de repente, le confirman que vienen trillizos. Cuando haces una cosa por amor e incluso por egoísmo personal vas añadiendo, añadiendo, añadiendo cosas hasta perder el control... Al final siempre aparece la maldita pregunta. ¿Por qué no hacemos esto? Nos hemos ido entusiasmando todos con el paso de los días.

¿Entusiasmado?

Sí, ayer (el pasado lunes), por ejemplo, teníamos unos papeles muy baratitos en las ventanas del palacio de Pilatos que no funcionaban y al final hemos tenido que meter un material carísimo... Son pequeñas cosas que ensanchan un espectáculo que está al nivel de los que se programan en la actualidad en la cartelera de Broadway. Dejando al lado la pasión que siento por el oficio, este "Jesucristo Superstar" no tiene nada que envidiar al que se ofertaría en Madrid o en Londres.

Obviamente este espectáculo técnicamente es diferente al que armó en los años 70, ¿pero qué sensaciones ha experimentado montando dos propuestas tan opuestas?

La primera vez existía un factor sorpresa que hoy no tenemos. A principio de los 70, cuando se estrenó la obra en Nueva York, a las puertas del teatro habían manifestaciones muy violentas que se oponían al estreno de este musical. Hoy en día la reposición de "Jesucristo Superstar" no causa ningún tipo de escándalo. Los famosos Guerrilleros de Cristo Rey se quedaron bastante dolidos cuando se produjo el estreno en España porque Franco aún vivía, o mejor dicho mal vivía. Para ellos era un auténtico sacrilegio ver a Jesucristo con un micrófono dando saltos en un escenario. Por cierto, aquella imagen era algo chusca.

¿Una imagen algo chusca?

Sí, porque en 1975 entonces no había inalámbricos y se cantaba y bailaba con cables... Me tuve que inventar a unos figurantes que iban desenredando los cables con bastante disimulo. El estreno fue impresionante. Acudió toda la profesión porque la idea de ver a Camilo Sesto interpretando no era creíble. La mayoría pensaba que lo iban a quemar vivo porque ese chico era un palo: inexpresivo y que cantaba lo suyo, pero cómo podía Camilo Sesto interpretar a Cristo. Su discográfica me dijo que era muy bonito lo que estábamos haciendo, pero que su carrera se acababa al día siguiente del estreno.

¿Y aún así tiró para delante con Camilo Sesto?

Aquello fue un milagro. A los diez minutos el teatro se vino abajo. Hubo 19 minutos de ovación final, la compañía tuvo que salir tres veces y recuerdo que la orquesta estaba en un foso y por delante un pequeño escenario desde el que saludamos a los asistentes. Yo por poco casi me caigo al foso porque una señora mayor empezó a correr por el pasillo central en mi dirección con la intención de agarrarse a mis piernas. Lo primero que pensé fue: ¡Ay Dios mío, que esta viene a por mí! Creí que me iba abajo... ¿Sabe quién era? Concha Piquer.

¿Pero algún que otro palo sí que se llevó por parte de los detractores de "Jesucristo Superstar"?

Pero aquellos palos no eran para mí (silencio)... Eran para la idea de llevar esta idea a un teatro. Un sector importante de la sociedad pensaba cómo era posible tanto atrevimiento en un país en el que se hacían estampitas de la pasión. La Iglesia tenía una fuerza que hoy no tiene y nos acusaron de ateos y no creyentes. Tardé más de cuatro años en que el guion pasara la censura. Y eso que con anterioridad había sido contratado por la Paramount para que les hicieras los subtítulos de la película. Unas frases que por cierto me cambiaron completamente. Cuando Cristo decía lo de "Padre que estás haciendo de mí que ya no puedo aguantar más", y en su lugar se escuchaba "Padre tú sabes que yo voy a hacer todo lo que me pidas porque eres Dios"... Recuerdo que la película se estrenó en el Cine Palafox y que arrojaron un tintero contra la pantalla para que no se pudieran ver las imágenes.

¿Aquello sí que fue un estreno agitado?

Sí que lo fue... Había gente que llamaba a la taquilla para avisar que habían puesto una bomba, pero casi todos nos acabamos acostumbrando a aquella agitación. Las únicas que no lo lograron fueron dos taquilleras, dos señoras muy mayores, que pegaban unos gritos y salían corriendo de la taquilla cada vez que sonaba el teléfono. Entonces lo único que podía pensar era: ¡Vaya por Dios, ya ha llamado otra vez el de la bomba!

La dimensión de esta obra es mucho mayor en el teatro que en el cine, ¿no?

El teatro tiene tres dimensiones y, en ocasiones cuatro, es el lugar en el que crecen los artistas. El Jadel de hoy no tiene nada que ver con el que llegó el primer día, pero yo no se lo digo para que no termine de creérselo.

¿No sé cómo lo hace, pero Jaime Azpilicueta siempre llega a tiempo al estreno?

Me he pasado 4 o 5 noches sin pegar ojo viendo la función una y otra vez. Siempre hay cosas que corregir. Llevo 50 años en este mundo, pero mis nervios no son de acero. Si no sintiera eso ya me habría ido hace tiempo. Gracias a Dios tengo una salud de hierro y una fuerza que ya no merezco por mi edad.

¿Salud para seguir muchos años en esta profesión?

Este es un oficio que te vampiriza en el que no puedes decir nunca yo a las siete de la tarde cierro la tienda y me vuelvo a casa. No. Yo he elegido esto como un misionero se va a África a difundir la palabra de Dios. Si te lo tomas cómo te lo tienes que tomar, el teatro es una especie de sacerdocio. Esto no es un medio para ganar dinero. Para eso ya están los productores, aunque últimamente ya no lo están ganando. A los productores les digo: ustedes en el despacho, y si pisan el teatro están calladitos.

¿Y esa ilusión no se desgasta cuando se caen proyectos en los que se ha invertido mucho tiempo?

Me acaba de pasar con Raphael... Ocho meses de trabajo parar sacar adelante en la Gran Vía "Jekyll y Hyde" y al final se cae porque no salen las cuentas. Esto no puede seguir así. No castiguen más a la cultura y suban el IVA a los que compran alcohol y revistas porno. ¿Cómo es posible que la industria de la pornografía, que da más dinero de lo que algunos piensan porque en este país la gente sigue comprando revistas pornos a escondidas, únicamente pague el 5% de IVA y nosotros nos metan un 21. Los productores de teatro no son ONG.