No es una simple cuestión de mecenazgo, sino el interés por la protección y tutela del patrimonio concebida desde presupuestos modernos y profesionales, desde el manejo y la instalación hasta la conservación de las obras de arte.

Con estos criterios, el Cabildo ha ido reuniendo una amplia muestra de la obra de destacados artistas isleños, dispersa de manera casi natural, unos fondos que tuvieron que ordenarse, catalogarse y restaurarse y que hoy cuelgan de las paredes de la sede de la Corporación insular o permanecen custodiados en sus dependencias.

La importancia de estas obras, además de su valor artístico, reside en que forjan el lenguaje de la identidad canaria

La publicación "Géneros y estilos de la pintura canaria" contiene parte de ese patrimonio artístico, donde figuran óleos, acuarelas, dibujos y bocetos de artistas de la talla de José Aguiar García, Francisco Borges Salas, Francisco Bonnín Guerín, Francisco Bonnín Miranda, Diego Crosa y Costa, Cirilo Truilhé, Manuel González Méndez, Carlos Chevilly, Antonio González Suárez, Valentín Sanz Carta, Juan Botas Ghirlanda, Gregorio Toledo Pérez, Pedro de Guezala, Luis de la Cruz, Juan Davó, Álvaro Fariña Álvarez, Manuel Martín González, Enrique Sánchez González del Valle, A. Cabaña Oteiza o Carmen Ramírez Miranda.

Tal y como precisa el experto José Antonio Montesdeoca, las obras de la colección "representan el talento de diferentes etapas de la vida y la evolución de los artistas. Todos son autores de gran valor", destaca, "que han hecho evolucionar el arte de nuestra tierra".

Y aunque las colecciones nunca están inacabadas, la disponibilidad presupuestaria y las oportunidades de mercado "marcan su nivel de enriquecimiento", subraya Montesdeoca.

Sin duda, de este fondo artístico sobresale la grandiosidad de los murales de José Aguiar García que cubren las paredes del Salón Noble, auténtica "Capilla Sixtina" tinerfeña, elaborados mediante técnica encáustica sobre lienzo y que gozan del grado de protección de Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Bien Mueble desde 2011.

La elaboración fue lenta y hasta 1960 no terminó el artista de retocar las telas, donde se reproducen rasgos mitológicos del pueblo guanche, acontecimientos de la conquista castellana y los signos sociales y económicos de la sociedad insular. El primero de los murales representa una "exaltación agraria, aldeanas portadoras de frutos; campesinos en su trajín rural: todos formando un conjunto armonioso, con los motivos insulares más típicos en cuanto a trajes, flores, cabalgaduras, etcétera".

El segundo, el central, se inspira en ambientes festivos, con escenas como las de unas mujeres que acompañadas de jóvenes confeccionan alfombras de flores.

El tercer mural recoge faenas de la vida portuaria con estibadores, marineros de complexión atlética, grúas, laberinto de cabrias (máquinas para levantar peso), trajín de exportación y actividades del pueblo productor.