Aunque el de Jesús Zumaquero (Sevilla, 1977) es su verdadera identidad, en el mundo artístico y cuando sube a un escenario se transforma y su apellido pasa a ser el de Garriga. Pero puntualiza que, aunque nació en la capital hispalense, con dos meses de edad su familia se trasladó hasta Tenerife, por lo que se considera -y ciertamente lo es- un canario más.

Con su diplomatura en Magisterio, Jesús reside ahora en Las Palmas, donde estudia el curso de adaptación al grado de Primaria, pero entre libros se hace un hueco para encontrarse con la música, su pasión.

Recientemente logró el segundo puesto en el concurso que se celebra en la ciudad de Melilla, un certamen al que lleva acudiendo desde hace cinco años y donde midió su talento con el de otros once finalistas que pasaron la criba. "Lo hago con la idea de que me reconozcan como cantautor más que para vivir de la música", admite con realismo.

Jesús Garriga descubre que apenas comenzaba a "ponerle sonido a los versos" sus referentes eran Silvio Rodríguez, Jorge Drexler y hasta el mítico Jorge Cafrune, "porque me gustaba cómo decían las cosas". Si bien con el tiempo ha evolucionado y, de hecho, "con mi guitarra y más recursos" integra una banda en la que figuran Jonay González (guitarra), Pablo González (batería), Luis Rivero (bajo), Sisi del Castillo (percusión), Ulises (teclado) y Laura Álvarez (coros).

Sobre la "partitura" del panorama musical en las Islas asegura que no descubre nada nuevo si "canta" que el escenario es "complejo", porque no existen espacios en los que ofrecer música en directo, y ahora proliferan "las bandas que versionan frente a lo original".

Tampoco se reconoce en el estereotipo del cantautor como voz política , "sino en quien desde la música refleja lo que ocurre, un testigo de la sociedad".

A corto plazo piensa en conciertos y se plantea si el formato del CD resulta el más adecuado.