Cualquier familia, sea de la clase que sea, oculta alguna miseria, un cadáver en el armario, por ejemplo, o esos demonios particulares que se convierten en secretos inconfesables. Este comportamiento cotidiano, propio de la debilidad humana, centra la trama de "Los impostores", una historia escrita por los hermanos Bazo y que la compañía La República lleva mañana, sábado, hasta el teatro Guimerá, en una función que comienza a las 20:30 horas.

La acción se desarrolla de manera continua, con los actores permanentemente en una escena en la que figura un cubo de 5 x 3, una superficie de 15 metros cuadrados, donde todas las historias se van enredando, al igual que los hilos que se entrecruzan.

Alrededor de una mesa y reunidos por el primogénito, que quiere desvelar un secreto inconfesable, la atmósfera estalla en pedazos cuando descubren que un hijo se ha marchado con el dinero estafando a toda la familia.

A partir de ese momento, se plantea la duda: ¿qué hacer? Si cuentan lo sucedido se enfrentan al juicio público, la vergüenza, la investigación policial... La solución ante el qué dirán pasa entonces por "construir una nueva mentira", explica el director de este montaje, Nacho Cabrera.

Entre los personajes destaca, por su singularidad, la figura del abuelo, ya muerto y que ocupa otro espacio, ajeno a los límites que marca el cubo, "pero que desde la ausencia sigue dirigiendo la familia", explica el director.

La lectura de esta obra "pone al descubierto y desnuda" los sentimientos más perversos y oscuros de los seres humanos, ese carácter hipócrita ante la vida, la impostura y la mentira, la falsa imagen, que el director plantea se puede hacer extensible "a los grandes poderes fácticos, los lobbies internacionales que manejan los destinos de países enteros".

"Los impostores" reúne un reparto donde figuran Miguel Ángel Maciel, Yanara Moreno, Toni Báez, Sara Álvarez y Daniel Tapia, de quienes el director destaca que han realizado un "sensacional trabajo", desde una puesta en escena contemporánea y exigente, logrando que "el texto resulte fácil de entender", y invitando además a la reflexión y, sobre todo, al "ejercicio de la autocrítica".

Nacho Cabrera recuerda los 20 años de oficio que está cumpliendo la compañía La República, que ha unido esfuerzos con el grupo Reymala, y subraya cómo durante este tiempo se ha afianzado el proyecto, que dice su director "mira más hacia el exterior", con un bagaje que les ha valido distinciones como el Premio Réplica y la inclusión en distintos circuitos internacionales.

Y le llama la atención que en lugares como Madrid, los colegas señalen que el teatro de La República "mira hacia América" y se lamenta de que no exista más apoyo institucional para de esta manera mostrar la "enorme calidad" de los profesionales canarios de las artes escénicas.