Ahora que siento de nuevo la muerte a mi alrededor vuelvo a recordar con emoción la primera vez que viajé a Asolo a visitar la tumba de Brion, diseñada por uno de los arquitectos italianos más sutiles y brillantes de la historia, Carlo Scarpa. Podemos imaginarnos a nosotros mismos caminando a través de casi cualquier ciudad o pueblo italiano, el ojo se desliza a través del paisaje no en línea recta, sino en arcos suaves, tejiendo patrones de sombras dramáticas en la abundante luz solar y ralentizando el ojo al ritmo pausado de Italia. Las iglesias tienen allí sus altos portales doblados por el peso de la escultura de piedra colocada en arcos tensos, las catedrales con sus elegantes cúpulas, las calles con sus columnatas arqueadas para enmarcar el mundo dentro de unas curvas suaves. Esta tradición arquitectónica es una parte esencial de la experiencia del visitante de Italia.

Sin embargo, la arquitectura del siglo XX se enamoró de la geometría austera de líneas y ángulos rectos. Muchos arquitectos se encontraron con problemas de cómo integrar lo nuevo con lo viejo pero Carlo Scarpa supo, casi innatamente, cómo resolverlo. Sus rehabilitaciones de edificios históricos son incluso mejores que los propios edificios originales (como ocurre con el Palacio Vechio de Verona). Sus diseños muestran una pasión por lo estricto, por la composición angular en equilibrio, y por los materiales brutales de la arquitectura moderna, como el hormigón y el acero. Y, sin embargo, a su manera, él introdujo en esa arquitectura más recta y austera ese tipo de elemento espiritual que impregna el diseño más tradicional italiano. Consiguió, innovando, continuar a la vez con la belleza de la tradición italiana.

La tumba Brion que Scarpa diseñó, está considerada como la obra más importante y compleja del arquitecto, y es donde también está enterrado. El viaje hasta la tumba de Brion, se puede convertir en una excursión interesantísima para cualquier visitante que se encuentre en el norte de Italia, una excusa para ver un lado diferente del diseño italiano y una hermosa y romántica campiña. Nos lleva desde Venecia hasta cerca de una pequeña ciudad del norte de Italia de nombre Asolo, hasta el cementerio de San Vito d''Altivole.

La visita comienza en Asolo, un pueblo ordenado conocido por el gran hotel Villa Cipriani y sus pequeños y deliciosos restaurantes. A pesar de que es poco más que un alfiler en el mapa, la ciudad ha sido durante mucho tiempo un imán para poetas y escritores, e incluso el mismo Scarpa vivió allí durante una década.

Asolo se ajusta perfectamente entre las varias colinas que tiene alrededor, a la sombra de un castillo en ruinas. Sus estrechas calles recorren el sinuoso pasado de casas de estuco cubierto de hermosos siglos de antigüedad, algunos de los cuales están adornadas con preciosas restos de frescos. La escala del lugar es modesta y humana, la serenidad se siente en el aire.

La tumba de Brion está a unos cinco kilómetros al sur de Asolo. Se encuentra al final de un camino bordeado de plátanos, al borde de un campo de maíz. Desde un punto de vista arquitectónico, la ubicación es fabulosa, porque este es el corazón del país de Palladio y sus Villa Barbaro, en Maser y Villa Emo, en Fanzolo son otra visita obligada a la majestuosidad de inspiración clásica palladiana.

Pero lo mejor es la propia experiencia de la tumba Brion, que no podría ser más diferente. En primer lugar, no está en una majestuosa colina con unas vistas impresionantes ni nada parecido, sino detrás de un cementerio ordinario italiano. Con el Cementerio Brion, Scarpa realizó una muestra de su compromiso sin reservas con del movimiento moderno. Y con una nueva seguridad, y un lenguaje propio, siguió la tradición iniciada por Loos, Hoffman, y Wright entre otros grandes arquitectos del siglo XX. Scarpa vuelve a crear aquí el esplendor ideal propio del siglo XIX en Europa Central, donde la belleza tenía el poder para redimir al hombre de sus limitaciones. Scarpa escogió para la tumba de Brion subrayar la profundidad interior, los sueños y la nostalgia.

La tumba y la parte del cementerio que él construyó cuenta con un detalle asombroso y está construido principalmente en hormigón, que se utiliza de una manera increíble alcanzando unas cotas de belleza altísimas. También hace un uso del agua que llena de quietud el lugar. Carlo Scarpa murió en 1978, en un accidente de construcción. Está enterrado en este cementerio en una posición de pie en un lugar bien escondido, dentro del espacio intersticial creado por las paredes de los viejos y nuevos cementerios. Les recomiendo este viaje como uno de los más hermosos que uno puede hacer.

"La arquitectura es un idioma muy difícil de entender; es misterioso a diferencia de otras artes, la música en particular, más directamente comprensible... El valor de una obra es su expresión, cuando algo está bien expresado, su valor se vuelve muy alto."

Carlo Scarpa.