La artista Juana Fortuny (La Laguna, 1971) presenta su última instalación, "Paraíso", en el Espacio Bronzo de La Laguna, hasta el 20 de febrero, seis piezas de pared de distintos formatos y seis esculturas.

Una vez más, esta creadora reflexiona sobre el espacio y cómo encaja en el mismo. Ella intenta situarse, encontrarse a sí misma, explorar ese entorno en el que interviene y comparte con los demás, con ironía y humor. "Solo intento situarme donde estoy, quien soy, las típicas preguntas de siempre y ahí ando. Básicamente lo hago todo por ordenarme a mi misma y cuando creo que lo he entendido, todo se desordena y vuelvo a hacer la misma pregunta".

La propuesta que plantea Fortuny es una mezcla de pintura y escultura, en la que conviven el color y la forma, y en la que están muy presentes las coloridas telas y retales que caracterizan sus montajes casi escenográficos, obras de carácter muy efímero.

"En esta exposición hay telas y también hay plásticos. Hay materiales pobres, que son los que me rodean. No tienen ninguna pretensión de existir para siempre. Es realmente lo que forma parte de mi vida, lo que está en mi entorno y es con lo que yo hablo. Las telas están porque había costureras en la familia y están ahí porque les presté atención. Es algo con lo que convives, entonces lo coges y lo transformas. Intentas decir cosas con ese material y sin ninguna pretensión de eternidad. Es efímero. El único problema que tiene es cuando alguien quiere comprarte una obra que le dure toda la vida".

Con respecto a la utilización de telas o plásticos en sus composiciones, aclaró que "cuando empecé trabajé con óleos y acrílicos. Lo que pasa es que luego fue apareciendo la poesía de lo que tenía en el entorno. Voy creando con lo que tengo alrededor porque no he conseguido otros materiales. Ahora mismo tengo plástico porque surgió. Sabes lo que pasa, que tampoco he tenido dinero para dedicarme al bronce, por ejemplo. Si tuviera dinero lo trabajaría, pero no lo tengo. Mi obra soy yo y mis circunstancias".

Ella sabe que la imaginación y la creatividad son sus principales aliados para crear sus instalaciones, llenas de telas y retales repletos de color, que exhalan alegría, además de sana ironía.

"Sí hay alegría, pero a veces, no siempre. Todo empezó con esa ironía del color, de felicidad, pero en el fondo siempre pueden haber mensajes más críticos. Pero sí hay alegría, energía. Me gusta. Esta exposición, realmente, es una oportunidad de imbuirte, de transportarte a otra posibilidad. Son instalaciones con capacidad de evocar, que te ofrecen la posibilidad de llevarte, de evadirte, de hacerte sentir y ver el mundo de otra manera".

Esta modista del arte, cuyas reflexiones artísticas deambulan en torno al ser humano y sus relaciones sociales y personales, aclaró que "cuando trabajo con telas lo hago porque cada una de ellas tiene sus connotaciones. Es como si cogieras un trozo de pintura. Son texturas, color (...)".