Nació en Málaga, pero lleva más de 12 años viviendo en Tenerife y está casado con su compañera artística, que reside en la Isla desde que era una niña. Antonio de Verónica y Saray Cortés presentan el próximo miércoles, a las 20:00 horas, en el teatro Timanfaya del Puerto de la Cruz "Por derecho", un espectáculo flamenco que ya se mostró en la última Bienal de Málaga. "Lo hicimos allí y bailó La Farruca, pero la presentación oficial se va a producir esta semana", matiza el bailador respecto a una aventura coreográfica que ha madurado en la Isla. "Vivimos a caballo entre Tenerife y Málaga, pero nos gusta presentar las piezas en Canarias porque aquí hemos encontrado una gran conexión con el público y es el lugar en el que más tiempo estamos", admite un creador que ya mostró en suelo insular. "Flamenco perdura en el tiempo"; "Calor de piedra"; "Tierra flamenca"; "Amanecer flamenco" y "Quebranto".

"Por derecho" es una propuesta que se alimenta de las vivencias de sus antepasados gitanos que se mostrará en diferentes municipios de Tenerife del 4 al 14 de febrero: en el teatro Timanfaya del Puerto de la Cruz (4 y 5 febrero); en el Centro Cultural de Adeje (6 de febrero); en el Auditorio de El Sauzal (7 de febrero) y el Auditorio Infanta Leonor de Arona (14 de febrero). "Lo hemos pensado como un homenaje al flamenco; a su tradición a sus raíces", enumera Antonio de Verónica justo antes de fijar su posición sobre un profundo debate que no vive ajeno a un género que en 2012 fue declarado por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. "La raíz es única y no se puede perder, aunque cada rama del flamenco sea distinta", incide un artista que nunca se ha negado a evolucionar. "Me gusta meter un piano o un violín, aunque no como adorno sino como apoyo", precisa.

Ni en "Por derecho" ni en otros títulos de los que desarrolla Antonio de Verónica y Saray Cortés se traicionan los ingredientes básicos de un sentimiento cultural. "El flamenco es tan rico y puro que no necesita adornos, ni elementos que le resten naturalidad", dice un intérprete que decidió instalarse en la Isla cuando recibió una oferta para trabajar como segundo bailador en un espectáculo domiciliado en el sur de Tenerife. "De alguna manera nos hemos fusionado con la manera de ser de los tinerfeños. El caso de Saray es más claro que el mío porque ella está aquí desde que tenía unos 5 añitos", declara el componente de una compañía que se fraguó en estas coordenadas atlánticas. "Nunca sentí que el flamenco fuera recibido en Tenerife como algo hostil o extraño. Al contrario, existe un interés creciente por conocer sus variantes".

De sus influencias destaca que "todo es bueno para extraer cosas positivas... Yo aprendo desde los más grandes del flamenco a mi niño, que solo tiene dos años pero que ya participa en algunos de los espectáculos", confiesa sin renunciar a dar una lista en la que están Antonio Canales, "El Farruquito", Antonio "El bailarín", "La Farruca" y, por supuesto, "La Salinera". De La Salinera, que también actúa en "Por derecho", De Verónica destaca su presencia en el escenario y lo mucho que empuja para que crezca un espectáculo.

"La Salinera es un ejemplo, una especie de Picasso del Flamenco que sienta cátedra cada vez que aparece en acción: ella sale y se hace un silencio de respeto y admiración que está presente en el escenario, a través de los compañeros de la compañía, y en la zona en la que se coloca el pública", elogia Antonio de Verónica.

Ese mismo amor que siente "La Salinera" por este arte es el que la pareja artística y sentimental que forman Saray Cortés y Antonio de Verónica es el que trata de transmitir cada vez que aparece en un escenario. "El flamenco es como un pellizco que sientes en todo el alma; no necesitas ser un experto para disfrutar todas las emociones que están dentro de él", reivindica de un género que llega al corazón. "Basta con tener unos sentimientos, que eso es algo que todos los humanos tenemos, aunque los de unos sean mejores que los de otros, para vivir una experiencia que está pensada para todo los públicos", concluye.

Antonio de Verónica

Bailador