Raphael lo hizo otra vez. Más allá de gustos personales, de modas pasajeras o de palmarés que hay que cuidar con unas dosis de naftalina para evitar que las polillas se ceben con ellos, lo de Raphael es digno de una buena tesis doctoral. ¿Qué tiene este artista para mover masas? Visto el lleno que se registró anoche en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife y el brío que le pusieron los asistentes en cuanto comenzaron a sonar los primeros acordes de "Yo soy aquel" -durante la bienvenida instrumental-, en esa receta no puede faltar cercanía, energía y generosidad. Esas y otras cualidades que son necesarias para dar altura al término profesional. "Amor & desamor" fue una declaración de amor en toda regla; un agradecimiento al público que ha "blindado" al artista durante más de cinco décadas y media y que vibró con canciones como "Hablemos de amor"; "Digan lo que digan" o "En carne viva".

Su dominio de la escena no se discute a estas alturas de la película. No hay debate posible, no por la hartada de años que lleva en él, sino porque da la impresión de que aún vive con ilusión una profesión que se lo ha dado todo. Sí. El valor económico de ser una apuesta segura es una justificación de peso para seguir en activo, pero mientras se piensa dónde está ubicada la siguiente parada (en unos días inicia el rodaje de una película que estará dirigida por Álex de la Iglesia), la entrega que demuestra en citas como la de ayer es digna de alabanza. Y es que en cuanto agarra un micrófono y les lanza una mirada a sus músicos empieza a disparar canciones como si se tratara de una contrarreloj con la que tiene que justificar que el peso de la historia no es gratuito: "Se me va"; "Maravilloso corazón", "Orgullo de metal"; "Si supieras" y hasta "La canción del tamborilero" se fueron escalonando con la complicidad de una audiencia que se entregó sin condiciones durante más de dos horas y media. Raphael no es inmortal, pero es eterno.

Tan provocador como los toreros que son leyenda, destrozón -a lo largo del espectáculo estalló un vaso contra el sueño y rompió una cristalera con una butaca- como el niño que se carga un juguete de tanto experimentar con él y cómplice. Así se mostró el maestro. Y es que lo que hizo el de Linares anoche en el Auditorio ya lo hizo en el 2012. Resumiendo, que no es fácil dar una explicación más o menos coherente, al menos una que no pueda estar asociada con la veteranía que atesora el artista y la gran orquesta que se trajo a Santa Cruz de Tenerife, para explicar por qué cada vez que Raphael viene por esta tierra se monta este "Escándalo". Además, amenazó con volver y se marchó con el "Como yo te amo".