Seguramente el homenaje que recibirá dentro de un mes en Tacoronte no es necesario para renovar el compromiso que adquirió hace 16 años cuando abrió el teatro Victoria de la capital tinerfeña, pero sí que le ha generado "una pequeña gran satisfacción", reconoce Roberto Torres en relación a la concesión del "Réplica de Honor 2014" al centro coreográfico que dirige.

"Es positivo que la gente de la cultura haya valorado nuestra existencia", agradece a través de una conversación telefónica que abre con EL DÍA desde Zaragoza en la que pone al descubierto las sensaciones que le ha proporcionado este premio. "Más que el premio, lo que más ilusión nos hace es la responsabilidad de ser una elección hecha por personas que tienen un estrecho contacto con el mundo del arte", incide en el instante en el echa la mirada atrás para ver cómo estaba el teatro Victoria hace 16 años.

"Este no es un reconocimiento para Roberto Torres y su equipo, sino un homenaje a todas las personas que han tenido algo que ver con este centro desde su apertura. Reconozco que soy una persona que se mueve por impulsos y crear el teatro Victoria fue un sentimiento vinculado con poner en marcha un proyecto que no existía en Tenerife", dice de un centro que a su juicio "no solamente es un espacio para la formación y difusión de cultural, sino que interactúa con otros centros tanto de Canarias como de la Península", explica en relación a una reputación que ha ido creciendo "a partir de la suma de muchos esfuerzos: los que se ven dentro de un escenario y los que se hacen desde fuera para que esta idea siga en pie", puntualiza Torres antes de abrir una curiosa comparación. "Ha sido un camino duro que muchas veces hemos recorrido en solitario esperando unas señales que no siempre acabaron por llegar... Aquí el día a día es una exigencia máxima y conforme pasan los años aprendí a valorar el riesgo que supone ser un funambulista", precisa sobre el vértigo que supone no contar con un respaldo de las instituciones ni con la complicidad de un público".

Roberto Torres dice ser consciente de que "nada en esta vida llega a ser imprescindible y que el ser humano olvida rápido las cosas que no le interesan... En ese escenario tan complicado está claro que es un éxito haber sobrevivido 16 años", declara en un instante de la conversación en la que resalta que lo importante no es la cantidad sino la calidad. "Yo siempre prefiero hacer pocas cosas bien, que muchas que se queden a medio terminar o no consigan transmitir nada al espectador".

En esa dinámica de querer buscar el más difícil todavía, el coreógrafo y bailarín deja claro que no le gusta dormirse en los laureles. "Si te dejas ir acabarás como uno de esos peces que se dejan arrastrar por la corriente. En ese sentido, no sé hasta cuándo se puede alargar una situación que produce un enorme desgaste pero que, a su vez, te ofrece este tipo de recompensas", dice sobre la conquista del "Réplica de Honor 2014".

Roberto

Torres

Coreógrafo / Bailarín - Teatro Victoria