El hecho de ver publicado el primer trabajo literario representa algo así como una entrega irrenunciable, desprenderse de algo muy personal, que tuvo en su regazo durante tres años de proceso creativo. Jonás Meneses (Las Palmas, 1972) vivió la experiencia con su novela "Salacot", que ha viajado para presentarse hoy en la capital tinerfeña, "En principio concebí una historia que no fuera superior a tres páginas, pero los personajes comenzaron a brotar y moverse", circunstancia que lo obligó a continuar con ellos.

Desde el título ya se propone una trama cargada de aventura. El salacot representa un elemento que se vincula de inmediato con la imagen de los exploradores europeos. De ahí ese "componente colonialista" que asegura Jonás subyace a lo largo del relato, al que se ha querido entroncar formalmente con el realismo mágico, un rasgo que desdice. "Quizá porque suceden cosas que no se explican desde un modelo racional, pero no hay vínculos".

El autor, desde su condición de profesor de Física, también licenciado en Antropología, echó mano de sus conocimientos teóricos para construir unas reglas posibles en un mundo de ficción, donde incluye agujeros de gusanos que posibilitan viajar en el espacio. "De ahí que un personaje situado en Gáldar pueda desplazarse a Tanzania, en África, la cuna de la civilización".

Y precisamente, la excusa de la aventura le sirve para desarrollar una introspección hacia "los viajes interiores" de los personajes, a quienes los cambios les procuran una forma de abordar "la renovación de sus propias vidas" y plantearse su condición más íntima, incluso el enigma de los guanches y su desconocimiento de la navegación.

Y se suceden levitaciones, además de otras situaciones inexplicables. "Soy de brújula y no de mapa", precisa Jonás, que asegura dejarse "llevar por los situaciones sin saber hacia dónde. De esta manera descubro lugares inesperados y me sorprendo en cada renglón".

"Salacot", la aventura de escribir.