"Aída" la ha traído por primera vez a la Isla para interpretar el papel de Amneris, según ella una mujer menos mala de lo que aparenta. "Es una pelea de gatas, pero yo no tengo la culpa de la decisión que toma Ramadés", dice la mezzosoprano estadounidense Marianne Cornetti en una entrevista que crece en el descanso de los ensayos que ya se están celebrando en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. "Me he encontrado con un lugar fantástico para vivir, pero también con un sitio en el que hay una gran tradición operística", cuenta una intérprete que ha tenido la oportunidad de compartir escenario con los tenores canarios como Alfredo Kraus y Jorge de León.

La ópera en Europa se entiende de otra manera a cómo se percibe en EEUU, ¿no?

Depende el país en el que estés. En España, por ejemplo, sí existe una visión muy parecida, pero en Alemania no... Eso es otro mundo. El público español es acogedor y entiende no solamente la música y la ópera, sino también a los cantantes. Es cierto que en los Estados Unidos son algo más conservadores, sobre todo a la hora de aceptar las nuevas propuestas escénicas, pero allí también se valoran mucho las voces.

¿Le sorprende que en un espacio geográfico tan pequeño hayan salido voces como las de Jorge de León o Celso Albelo?

Canarias es un lugar de paso entre Europa y América, por lo tanto es posible que exista una explicación ligada a esa tradición... Lo que está claro es que de alguna forma sí que ha influido a la hora de que se crearan unas voces que crecieron y se exportaron al mundo. El ejemplo de Jorge de León, con el que canté en varias ocasiones "Aída", es un gran ejemplo. Con Kraus coincidí en el Metropolitan Opera NYC en "Rigolleto". Yo era una jovencita y él era Alfredo Kraus...

¿Intimidaba estar al lado de un intérprete como Kraus?

Sí que impresionaba, pero también sorprendía por la normalidad con la que se movía en un escenario y la cercanía que transmitía. Kraus parecía una estrella inalcanzable, pero siempre tenía un consejo a mano.

¿La ópera que se hace en 2015 continúa siendo fiel a sus reglas elementales, pero parece algo más mortal?

Lo que ocurre es que ahora hay muchos más cantantes que en el pasado. Luciano Pavarotti, Montserrat Caballé, Alfredo Kraus... Hace 50 años había menos cantantes y menos teatros; hoy en cambio la competencia es mayor y se requieren más intérpretes para cubrir las producciones. Puede que no tengan la misma dimensión de los que hemos citados, pero hoy existe una competencia tan feroz que es imposible elaborar dos listas con los nombres de los cinco mejores tenores y sopranos del mundo. Hay docenas de cantantes que destacan porque tienen un nivel extraordinario. Quizás, hoy se está perdiendo técnica y horas de estudio, pero se canta mucho más. Eso significa que cada vez las carreras van a ser más cortas y, por lo tanto, no va a ser nada sencillo encontrar a cantantes en activo con 70 años. La ópera de hoy está controlada por las normas del mercado: hay que cantar todo lo que se pueda y descansar poco la voz.

¿Dónde está el problema?

Se está perdiendo el vínculo entre el profesor y el artista. Yo, por ejemplo, ayer estuve dos horas conectada con mi maestra a través del Sky para hablar y ensayar... Eso es algo que muchos cantantes han dejado de hacer porque no tienen tiempo de hacerlo entre ópera y ópera... Ese encuentro es sacrificado, pero muy necesario porque aunque yo crea que todo está bien, ese trabajo luego se ve en el escenario.

¿Y cómo es el trabajo que transcurre lejos del público?

Aburrido, pero necesario. Yo he estado hasta hace poco en Londres con otra ópera y ahora tengo que adaptarme a Amneris. Eso significa que cada día necesito una hora y media de calentamiento vocal y otros 90 minutos de estudio. No es divertido, pero hay que hacerlo.

Su papel es bastante conocido para los amantes de "Aída", ¿pero qué sensaciones experimenta al interpretar a Amneris?

Todos nos enamoramos alguna vez y luego fuimos rechazados, ¿no? Es una mujer que transmite sentimientos verídicos... Amneris es buena persona; no es tan mala como la gente piensa. El problema es que está enamorada... Hay una auténtica pelea de gatas entre ella y Aída, pero Amneris no tiene la culpa de que Radamés no esté con Aída, sino que esa traición la provoca él cuando le cuenta el secreto de que esta es hija del rey de Etiopía, por lo tanto, aunque muchos la consideren la responsable de esa ruptura, la culpa la tiene Radamés por estúpido... Quiero que el público sienta que Amneris es una persona, no un personaje. Es algo que busco en todos mis papeles.