Un nuevo puente peatonal y ciclista conectará Nine Elms, en la ribera sur del Támesis con la histórica Pimlico, siendo considerado un componente clave en los planes futuros de desarrollo público y de transporte de esa zona londinense, actualmente en plena ebullición.

El organismo público Transport for London (TfL) hizo el correspondiente estudio de viabilidad confirmando que un puente en Nine Elms no solo es viable sino que sería una valiosa suma a la red de transporte del centro de Londres.

El pasado diciembre de 2014, del Consejo de Wandsworth lanzó un concurso internacional para diseñar el nuevo puente entre Nine Elms y Pimlico. Ravi Govindia, líder del Consejo (especie de ayuntamiento) de Wandsworth y co-presidente de la Asociación Nine Elms Vauxhall, explicó entonces que este concurso de arquitectura quería atraer a arquitectos de todo el mundo para presentar sus más excepcionales e inspiradores diseños para un nuevo puente en el centro de la ciudad más grande del mundo. Además añadió que la propuesta ganadora tendría que conquistar los corazones de los londinenses, que están tremendamente orgullosos de su río y de su rico patrimonio arquitectónico. Igualito que los políticos actuales de aquí, disculpen la ironía, estoy pensando en el pequeño puente frente a la Iglesia de la Concepción de Santa Cruz y no he podido evitarlo.

Los participantes (74 equipos) han tenido considerables retos de ingeniería que superar. El diseño debía ser compatible con la arquitectura de vanguardia emergente en la orilla sur, así como las elegantes fachadas históricas de la orilla norte. Los puntos de aterrizaje del nuevo puente en ambos lados del río tienen que integrarse con sensibilidad a su entorno y proporcionar una experiencia segura y sin problemas para el ciclistas y peatones que lo utilicen.

En las 74 propuestas presentadas al público la semana pasada y sobre las que todavía el jurado no ha tomado ninguna decisión se pueden ver desde puentes en forma de mandolina a funiculares, cascadas o el centelleo rosado y luminoso de alguna propuesta.

Hay carriles para que las bicicletas puedan ir más rápido, miles de luces de colores en otras propuestas, así como diseños extraños que no encuentro palabras para describir con justicia. Una de las entradas más elegantes, es como una suave aparición fantasmal de un puente que me recuerda la estructura etérea del increíble puente de Norman Foster que cuelga por encima de las nubes en el sur de Francia como una tela de araña plateada. Incluso la propuesta incorpora la famosa niebla londinense que tantas y tantas veces reflejó maravillosamente Turner en sus pinturas mientras vagaba por las orillas del Támesis.

El reto para el jurado será elegir el mejor puente, que tiene que ser compatible con el patrimonio industrial de la zona, especialmente con la emblemática Battersea Power Station alegremente viva y con su ladrillo rojo esperando su recuperación, ya en marcha, y su reconversión en un hub cultural rodeado de otras espectaculares y dinámicas zonas de ocio planificadas. Al mismo tiempo la ciudad plantea su puente-jardín, polémico y brillante, que espera a ser construido para cambiar para siempre la imagen que tenemos del paisaje de río Támesis. Cómo envidio esa ciudad tan despierta y siempre tan capaz de ser tradicional y a la vez capaz de la más rabiosa actualidad. Lo dicho, igualito que aquí, en Tenerife. Al fin y al cabo somos la playa de Londres donde todos los ingleses escapan de los días grises y neblinosos, ¿no se nos podría pegar algo?