Color, mucho color, es lo que define la obra que el pintor e ingeniero Alfonso Araquistain (Bilbao, 1951) presenta hasta el próximo 27 de marzo, en la sala del Círculo de Amistad XII de Enero de Santa Cruz de Tenerife, donde ha desplegado una colección de una treintena de óleos sobre lienzo presididos por la naturaleza.

Marinas, paisajes de Tenerife, y bodegones con flores y frutas, además de algunos "abstractos", son los temas que inundan los cuadros que muestra en Santa Cruz este amante del arte, que combinó su carrera de ingeniero con la pintura y que tras un largo paréntesis retomó hace unos años para volver a plasmar sus inquietudes plásticas en el lienzo con el óleo y en el papel con la tinta.

Araquistain, que reside en Tenerife desde el año 1984, aseguró que lo que exhibe en Santa Cruz es el resultado de tres años de trabajo, tiempo en el que ha recorrido numerosos rincones de la Isla para elegir los motivos que evoca en sus pinturas.

"Las marinas son de Tenerife, de la costa norte, en concreto de Los Roques de Anaga. Hay una del mar hacia tierra. Me gusta hacerla al revés, se ve el Roque en marejada y la cordillera de Anaga al fondo. Luego también muestro la clásica marina, una del final de Punta del Hidalgo que coge los Roque de Anaga. Son cuadros muy trabajados, me llevan decenas de horas, por eso no tengo obra en cantidad, intento que salga bien", explicó.

Con respecto a lo que él denomina "abstracto", son composiciones, "una transformación entre lo que es un bodegón realista y un abstracto puro, y todo lo que hay en medio. Me olvido de la forma y voy a la composición de los colores, a su combinación. Es una deformación de la realidad", apuntó.

La paleta básica de colores que definen su trabajo, que él circunscribe en el postimpresionismo, está formada por tres primarios. "Mi maestro me enseñó a pintar solo con tres colores: el rojo magenta o cadmio medio; el amarillo, cadmio medio, y el azul ultramar o el prusia".

Él reconoce diversas influencias en su obra y unos gustos estéticos que se decantan por pintores como Darío de Regoyos, Cezanne o Renoir, entre otros, y a nivel local le atrae el trabajo de acuarelistas como Miguel González y Toba, además de los óleos de Julio Padrón o Mazuelas.

"Mi estilo tiene un algo de postimpresionismo por los colores que utilizo. Depende de los paisajes. No soy puntillista porque soy de trazo largo. Primero hago una estructura del cuadro, como si fuese un dibujo, con rasgos. Después lo relleno con color. Los rasgos quedan bien delimitados hasta el final".

Con respecto a su faceta como dibujante, comentó que ha instalado una pantalla sobre la que se muestran una selección de dibujos. "Mis dibujos está hechos a plumilla, con agua de tinta, de trazo largo y muy suelto. Tiene una tendencia al dibujo chino, porque dejo muchos blancos, en contra de otro tipo de plumillas que muchas veces están muy cargadas, con muchos trazos continuos. Hago como aguadas de tinta, se parece un poco a una acuarela, en blanco y negro, en grises".

Alfonso Araquistain

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e ingeniero

Paisajes, marinas y bodegones

Los Roques de Anaga, las Cañadas del Teide, su visión del Barranco de Badajoz, en Güímar, y un bodegón con flores son algunas de las pinturas que Araquistain reúne en la sala del Círculo de Amistad XII de Enero de la capital tinerfeña./ cedidas