En las distancias cortas son mucho más divertidos que Eladio Monroe y el siempre incisivo Ricardo Blanco... Alexis Ravelo y José Luis Correa ejercieron ayer por la mañana de "profes". El primero, además de ser un autor de peso, imparte normalmente talleres literarios. El caso de Correa es parecido. Autor con cierta profundidad en el panorama negro nacional, es docente de la Facultad de Magisterio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

"Somos esos tipos raros a los que nuestros amigos ya no soportan y que hemos decidido someter a los lectores con estas historias", dijo Ravelo a un grupo de alumnos de un IES santacrucero que ayer interrogó a los escritores canarios en el Fuerte de Almeyda. Por qué, cuándo, cómo y dónde fueron los encabezamientos habituales de las cuestiones formuladas por los estudiantes. "Yo siempre quise ser profesor, poeta y morir de tuberculosis en París", enumeró el filólogo Correa. "Luego, cuando se me pasó la fiebre de intentar ser futbolista y astronauta, pensé que lo de morir como un poeta enfermo iba a ser demasiado doloroso y entonces me decidí por la docencia y la escritura", incidió el autor, entre otros títulos de "El verano que murió Chavela Alba".

Correa, el último de seis hermanos, reconoció que él nunca fue un hombre de su tiempo. "Yo no podía ser Peter Pan, más bien era Benjamin Button... Pasaba mucho tiempo sentado en las rodillas de gente mayor, oyendo historias de todo tipo y asimilando. Supongo que eso aceleró mi inclinación hacia el mundo de la literatura", admitió el profesor.

José Luis comentó a los asistentes que nunca dejaría la enseñanza, entre otras cosas porque en Canarias el único que puede vivir de la literatura es Alexis, pero que su única pasión es la escritura. "El problema es que tengo que acabar esta novela antes de junio y aún no sé quién será el asesino: habrá que improvisar", declaró.

Alexis, que inicialmente estaba destinado a trabajar como caldedero en los astilleros, trabajó de camarero antes de alcanzar un prestigio como escritor. "No soy millonario, pero hago lo que me gusta, como caliente todos los días y tengo un lechito en casa", confesó antes de explicar a los jóvenes que acudieron a Almeyda que "viendo Lou Grant quise ser periodista, pero un día mis padres me reunieron en el comedor de casa y me dijeron: No tenemos dinero para mandarte la universidad", desveló con cierta emoción. "Me metieron en Formación Profesional, y eso fue algo que siempre voy a agradecer... Me indicaron el camino para encontrara un oficio que me permitiera unos ingresos para acceder a la universidad", manifestó respecto a lo que era su rutina antes de estudiar Filosofía a través de la UNED.

José Luis Correa

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