"La novela está centrada en la vida de un pueblo (...). Antonio Aguilar ha sabido incluir en su obra los aspectos que más le convenían a la trama en cada momento (...). Su capacidad de llevarnos a ese mundo, tan cercano y tan lejano, de la España de los mediados (digamos tardíos), del pasado siglo. Una España que se debatía entre la continuidad rotunda, firme, y un cambio incipiente y leve: la España de los XXV años de paz", son algunas de las claves sobre "Los dientes de la sierra" que facilitó el profesor de Psicología de la Universidad de La Laguna José Miguel Díaz, en la reciente presentación de dicha novela, bautizo literario del abogado e inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía Antonio Aguilar.

Este incipiente escritor, que ha visto colmado su sueño de publicar su novela, aseguró que había escrito algunos cuentos, inéditos por el momento, "hasta que me metí con un personaje que me fue llevando a profundizar en una historia. Ese personaje lo ubiqué en lo que conocía y se abrió el zoom. Este personaje, un practicante, me llevó a la Serranía de Ronda cuando era un pibillo y me contaba lo que había pasado en la guerra civil, hechos que me iban indicando lo que se estaba viviendo allí".

Todos aquellos recuerdos fueron configurando un entramado que ha derivado en esta historia de ficción que guarda cierta relación con una realidad pasada. "Aquellos hechos, las costumbres que había... los fui acoplando a cuatro personajes. Al final se quedó en una visión de lo que era la década de los años 60, 70, en la Serranía de Ronda. Cómo se vivía, qué medios había, la radio que se escuchaba, los actos que se realizaban".

El joven practicante que despertó la historia en la mente de Aguilar fue perdiendo protagonismo en la trama del relato, dando paso a otros personajes como el alcalde, el cura, una joven maestra y una mujer, con cierto carisma, a la que consultaban las cosas importantes, hasta llegar casi a una treintena, cada uno con su peso en el guión.

El autor de esta narración, que él considera una novela costumbrista, aclaró que "los hechos son reales en un veinte por ciento. El resto son invención, exageración o extrapolación. La obra refleja la mentalidad que se vivía por allí en ese momento. Lo que quería era reflejar esa realidad social que se vivía cuando ya no se estaba mediatizado por los horrores de una guerra ocurrida veinte años antes y que empezaba a ser sustituida por un deseo de superación. En ese momento nos rebelamos contra todo aquello y había ideas nuevas para levantar España", comentó.

Al parecer, la Sierra de Ronda sufrió mucho durante aquella contienda y sus efectos colaterales, con un ambiente vinculado al movimiento y a la derecha que había impuesto unas pautas de comportamiento que fueron cambiando con la llegada de nueva savia al pueblo. "El cura recién salido del seminario, lo mismo que la maestra... Esas mentalidades nuevas de alguna forma se iban rebelando contra esa ideología que había, contra esa estructura impuesta desde ese punto de vista, cuando habían pasado veinticinco años de paz y surgía esa efervescencia por la vida".

Aguilar se muestra humilde con su obra, con la que sólo pretende entretener y contar una historia sin ánimo de dañar ninguna sensibilidad, aunque reconoció que "lo que ocurre en la obra se puede trasladar a otros sitios. No importa el lugar, porque eso se podía haber vivido en cualquier localidad".

La novela describe el paso de un país rural a un país urbano a través de una serie de personajes destacados de un pueblo que el autor recuerda de la niñez, a los que dota de una influencia que dejó su poso en la localidad en la que vivieron. La obra, que se puede adquirir en las librerías La Isla, El Paso y El Atril de Santa Cruz de Tenerife, tiene casi cuatrocientas páginas, en las que deambulan una treintena de personajes, como el alcalde, el cura, el practicante, la maestra...