La escritora Espido Freire (Bilbao, 1974) es una de las voces más interesantes de la narrativa actual española, aunque también ha tocado otros géneros como el ensayo, la poesía o el teatro. Esta polifacética autora, que saltó a la fama por ser la Premio Planeta más joven de la historia del galardón, que ganó en el año 1999 con "Melocotones helados", ofreció ayer una conferencia en el teatro Leal de La Laguna, dentro del programa de actos de "Abril, mes de los libros".

La charla giró en torno a su último libro, el ensayo "Para vos nací: un mes con Teresa de Jesús" (2015), obra en la que reivindica la vigencia de muchas de las cuestiones y postulados que defendió la mística y escritora abulense. "Es una aproximación a Teresa de Jesús, la mujer, la escritora, la intelectual, la contradictoria, la santa también, la monja, pero no es una biografía convencional, sino que intento poner de manifiesto porqué una mujer que nació hace 500 años continúa teniendo algo que decir en la actualidad".

En este sentido, la narradora bilbaína se preguntó "¿qué tenemos en común hombres y mujeres del siglo XXI con esta señora de Ávila?. Tenemos muchas más cosas de las que podemos imaginar. Cuando comencé a acercarme a la similitudes que había entre el siglo XVI y el XXI, las heridas que no hemos cerrado, las forma de resolver los conflictos nacionales e internaciones, me di cuenta de que podía emplear la figura de Teresa de Jesús como excusa para hablar de muchísimas otras cosas. De su inteligencia, de cómo revolucionó la narrativa de su época, de lo revolucionaria que fue, de sus errores y sus aciertos también, pero siempre vinculándolo con lo que podemos aprender de ella en la actualidad".

Freire mostró su admiración por Teresa de Jesús, actitud que refleja en los treinta y un días-capítulos que describe en su trabajo, que ya está en su tercera edición. "Son treinta y un días en los que abordo aspectos distintos de ella (...) Me fascina su honestidad con ella misma, es decir, en un entorno en el que primaba la delación, la hipocresía, el falso testimonio, el qué dirán, las falsas apariencias o la Inquisición, ella lucha de una forma muy honesta por encontrar cual es su verdad y por manifestar esa verdad todo el mundo dice que ella tiene que estar equivocada o endemoniada, que como es posible su relación con lo divino como ella lo percibe y como modifica la orden del Carmelo como ella quiere".

También destacó que "ella, tras un esfuerzo intelectual muy grande, va cogiendo poco a poco más confianza en sí misma, en su proyecto y se convierte en una de las mujeres de referencia universal. Ese proceso es fascinante (...). Tenía un gran carisma y era capaz de convencer incluso a personas que, a priori, parecían enemigas. No es que se le rindieran las murallas a sus pies, pero también se encontró con aliados muy poderosos que le permitieron, por ejemplo, salir mejor parado de la Inquisición de lo que lo hizo San Juan de la Cruz".

Además de escribir, Freire también desarrolla una intensa actividad docente en su escuela literaria. Está entusiasmada con su último libro, prepara otra novela, que saldrá para 2016 si todo sigue su curso, y vive un momento creativo muy bueno.

"Quiero pensar que estoy en un momento creativo muy bueno después de una etapa complicada y dura. Quiero finalizar mi novela y continuar con algo que he hecho hace muchos años y ahora empiezo a valorar, que es la formación en todo lo que tenga que ver con enseñar a las personas a escribir y hablar mejor. Es un momento que abordo con mucho optimismo. Siempre he sido una persona muy activa, creativa, pero he tendido a la dispersión y ahora noto, con la edad y la experiencia, que me voy centrando cada vez más y eso me permite estar más serena y también creo que trabajo mejor".

Han pasado ya muchos años desde que publicó "Irlanda" (1998), con la que obtuvo el premio a la novela revelación extranjera que conceden los libreros franceses, aunque ella aseguró que "era una adolescente y desde luego tenía la frescura y el impulso que todavía tengo. Creo que mantengo la pasión y el deseo de hablar del lado oscuro del ser humano, el que tengo yo y todos los seres humanos. Pero claro, han pasado muchos años, por lo tanto mi conocimiento del mundo y de la literatura es mayor, como mi ambición literaria y el hecho de darle importancia a ser escuchada y ser leída también ha tomado mayor relevancia".

Con respecto a los requisitos que deben cumplir los personajes para entrar en su universo literario, reconoció que "no suelo hacer que pasen exámenes a estos pobres, porque ya tiendo a torturarles bastante. La trama me pide una evolución de los personajes, pero intento que sean redondos, complejos en el sentido de que avancen y se parezcan lo más posible un personaje real, que no sean de cartón piedra".

Ya ha salido una larga veintena de libros de la despierta imaginación de esta escritora, a quien le gusta compartir con sus lectores el juego. "Me gusta presentar desafíos y que el lector entre en ese juego, que se de cuenta de que cada vez que abre un libro abre una ventana y una puerta hacia un mundo distinto y que ahí tenemos guiños y complicidades. Esos juegos son los de las apariencias, las palabras y lo que nos encontramos en la realidad. Generalmente nuestras primeras impresiones están equivocadas y tenemos que distinguir entre lo que nos dice la evidencia y lo que nos dice la cabeza".

Esta joven escritora, defensora del ser humano, de los animales y de todo ser vivo, es dueña de un arma infalible, la palabra. Ella, que sabe tejer historias llenas de humanidad, ubicó una de sus novelas en Tenerife y Fuerteventura, la titulada "Soria Moria" (2007), que versa sobre una familia inglesa instalada en La Orotava y sus dos hijas adolescentes.